Editorial /
Situación internacional puede complicar mucho
Hoy por hoy, es toda una incógnita que fin y que consecuencias para la economía mundial tendrá la vigente y actual disputa comercial entre EE.UU. y China si esta se extiende y agrava Todos esperamos que tras estos amagues de medidas de un lado y el otro, vuelvan a sentarse a negociar. Amagues en ese sentido ya hay.
Eso impulsa al optimismo y los analistas internacionales, más realistas, hacen sus apuestas a que habrá arreglo porque EE.UU. necesita de China, como el gigante asiático, necesita del “malvado imperio”. No se puede dejar de considerar que Estados Unidos en el principal mercado de China y que las mayores inversiones recibidas en los últimos años que potenciaron su desarrollo industrial partieron de EE.UU. y de numerosos países occidentales, que se vieron atraídos por la barata mano de obra china. Por su parte, también pesa que el principal tenedor de bonos de deuda soberana de EE.UU. es justamente China. Por lo tanto ambos se necesitan.
Podrá insistir Trump en querer moderar la inversión de empresas estadounidenses en China, para que retornen a la madre patria. Algo que en parte ya ha conseguido y que le permitido encaminar, en forma positiva su economía y la creación de empleos que se ubica hoy en la tasa mas baja, solo antes, alcanzada en la plenitud de su desarrollo y economía. Disputas de este tipo, ya se han vivido años pasados con Corea del Sur y Japón.
El peor escenario, derivaría en un enlentecimiento de la economía mundial y en consecuencia, los precios en dólares de las materias primas caerían. China es hoy el mayor comprador en el mercado mundial y de seguir devaluando el yuan, haría pesar esa condición y apuntaría a pagar mucho menos de lo que está pagando. Aplicaría el típico juego de oferta y demanda, que puede realizar quien por comprar y a la vez vender mucho, puede hacer con países que tienen su mayor riqueza en las producciones primarias.
En este contexto, lo aconsejable y lo que vienen aplicando los países más poderosos por medio de sus bancos centrales, es apuntar a bajar las tasas de interés, buscando de esa forma estimular la demanda interna y mantener la competitividad de sus exportadores, por lo que incluyen devaluaciones de sus monedas.
Un ejemplo de ello, lo han dado al promediar esta semana que culmina el Banco Central de Nueva Zelanda que dispuso una baja en su tasa de interés a un cuarto de punto más de lo esperado. De esa forma devalúo su moneda, el dólar neozelandés. La misma jugada realizaron otros dos países con economías dinámicas y emergentes: India y Tailandia.
En este contexto que viene conformando la economía mundial, que Uruguay pretenda mantenerse con su actual elevado costo interno, podría ser peligroso. Casi suicida. Porque al ser - como notoriamente somos - exportadores de materias primas y tener como cliente principal a China si esta recorta sus compras, se nos vendrá simple y concretamente la noche.
No es la primera vez que Uruguay, enfrenta un escenario de contexto externo adverso, pero nunca nos sorprendió en la situación en que estamos al presente. Como es notorio tenemos un gasto estatal sin freno, que además se sigue incrementando por apostarse a mantener. A no tocar nada y seguir haciendo la plancha, mientras se espera que UPM, comience y genera por unos pocos años, necesarios puestos de trabajo, para solucionar la crisis creciente que en ese rubro se enfrenta.
Todo indica que con guerra comercial o sin ella, ya es inevitable poner fin a la fiesta del gasto, y apuntar a dar un fuerte golpe de timón en el manejo de la política económica. Eso tendría como base principal, una fuerte caída del gasto público - único sector de la vida nacional que aún no se ha ajustado- porque esa es la única manera de comenzar a transitar el camino que lleve a un necesario equilibrio fiscal, que englobe: una reducción importante de las tasas de interés en pesos, para lo cual se deberá de dejar de colocar además, bonos del deuda en moneda nacional y unidades indexadas y lo más duro, llevar la política salarial a aumentos salariales acorde a la productividad real de la mano de obra nacional. También se deberá aplicar una política de mayor apertura, en pos de lograr acuerdos, especialmente todos los Tratados de Libre Comercio, que el FA gobernando, se dio el increíble lujo de despreciar... Son deberes complicados por el momento electoral que vivimos y que obviamente el actual gobierno, no alentara. Porque piensa mas en lo que es políticamente correcto y no en el costo económico y social en que inevitablemente pagaremos tras el cambio de gobierno, venga quien venga.
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