Cuando los perros sin amo ni control se pasean en pleno “mini centro”
A partir de lo que fue la nota publicada días atrás respecto a lo que ocurre con los perros que deambulan por las calles de Salto desde hace ya un buen tiempo y en forma creciente, hemos recibido las más diversas consideraciones y aportes de lectores.
Como se recordará, en la oportunidad se resumió la manifestación de pensamiento de los salteños en la afirmación de que “Algo hay que hacer”, responsabilizándose en la mayoría de los casos a las autoridades competentes que deben tomar las medidas del caso.
Una foto documento. Uno de los aportes a que hacemos referencia, tiene que ver con lo que es la realidad que muestra el propio “micro centro” de la ciudad. Se trata de la foto que adjuntamos, lo que es solamente una muestra de lo que pasaba, por ejemplo, el pasado jueves promediando la tarde en la cuadra que tiene mayor movimiento de público, sobre todo teniendo en cuenta que se desarrollaba el “Día del Centro” y por ende el tránsito de vehículos y peatones por calle Uruguay se hace muy nutrido. En total, según se nos dice, eran 4 los perros que se desplazaban de ida y vuelta por la cuadra del 800, lo que generó más de un tropezón y algún que otro riesgo de caída de gente que en forma sorpresiva se topaba con los cuerpos negros de los perros.
Hasta 4 juntos. “Ellos andan siempre por este lugar”, nos comenta un vendedor que trabaja diariamente en la cuadra y explica que “hay gente que saliendo de casas donde se compran alimentos les arroja algunos restos y eso determina que estén siempre por ahí a la espera de comida”. Por momentos la pequeña jauría transita “compacta” por el lugar e incluso generándose alguna riña, lo que no deja de ser peligroso para los peatones, aunque a veces andan en pareja o en forma individual, no faltando los momentos en que se los observa descansando en medio de la vereda. “Son animales y uno nunca sabe si descuidado lo golpea o lo pisa y recibe una mordida”, reflexionaba luego el vendedor.
Los perros y sus heces. Por otra parte, también fue posible recoger el comentario de quienes conduciendo vehículos han tenido que frenar bruscamente o realizar alguna maniobra riesgosa cuando por instinto se quiere evitar golpear o arrollar a alguno de estos animales. Es cierto que el tránsito en nuestra principal arteria, de plaza a plaza, es lento, pero igualmente es posible observar como la distancia entre los vehículos es mínima, por lo que entonces cualquier maniobra brusca puede concluir en un accidente, porque los perros que nos ocupan cruzan constantemente de una vereda a otra, claro está, sin respetar preferencia alguna. En definitiva, hay que coincidir con lo de que “Algo hay que hacer”, porque si bien es preocupante lo que ocurre con verdaderas jaurías de perros vagabundos, igual o más resulta observar lo que acontece en pleno centro de la ciudad, donde además hay que caminar con cuidado no solo para no pisarlos o tropezar con los perros, sino para evitar las heces que lógicamente dejan en los lugares que recorren durante prácticamente las 24 horas del día.
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