La Prensa Hacemos periodismo desde 1888

No hay diálogo ni conversación alguna entre oficialismo y oposición en el gobierno departamental, tampoco entre los compañeros del gobierno, es una combinación de desencuentros formalizados. Todos están en desacuerdo pero, igual las cosas siguen funcionando.  Podría decirse que existe un diálogo de sordos, en el que unos y otros hablan de cosas distintas, no se escuchan, no se entienden y desde luego no interactúan. Todos andan por carriles distintos. El Frente Amplio es mayoría y gobierna, pero no tiene la representación pertinente en la Junta Departamental, donde los colorados son mayoría y hace tres períodos tienen la presidencia. Lima es intendente pero el Plenario Departamental lo tiene entre cejas.

Mientras tanto la oposición ya no habla sino grita y reproduce un relato funcional a sus intereses. Todo está mal, cada vez peor y en el gobierno hasta tienen la culpa del brote de leishmaniasis. No saben manejar los recursos salteños, ellos sí. Se endeudaron de manera imperdonable y fatal, ellos son excelentes administradores. Están al borde de la cesación de pagos, ellos pagaron siempre y a todos.

Ahora los ediles de la Junta Departamental están llamando al intendente Lima a sala. Le harán una serie de preguntas lapidarias: ¡será una caída de la máscara progresista! Pero lo cierto es que no pasará nada de nada, ni siquiera está claro si el intendente concurrirá o enviará delegación. El día después de la catarsis en el Plenario todo seguirá igual, como sucedió en el pasado con sesiones también apocalípticas. No pasó nada cuando se votó negativamente el presupuesto oficialista: la intendencia siguió funcionando, los trabajadores cobrando y las obras marchando. Cuando el oficialismo perdió la mayoría operativa de la Junta y la presidencia del cuerpo tampoco pasó nada: se pasó de proyectos de ley aprobados a resoluciones lisas y llanas firmadas por el intendente y secretario general.

Ya hay una serie de preguntas formuladas al intendente y otra serie de posibles respuestas como relatos salvajes.

1.- Pregunta: ¿Cuál es la situación económica de la Intendencia? Respuesta probable: “Bien. Hacemos lo que podemos. No nos votaron presupuesto, tuvimos un estrés financiero exigente, la situación económica del país no es la mejor y la recaudación ha bajado, el peso de las cuotas anuales por el fideicomiso solicitado es  altísimo. Sin embargo venimos más o menos al día y como ha dicho el Director de Hacienda, llevamos las cuentas semana a semana y no podemos tirar manteca al techo”.

2.- Pregunta: ¿Cuál es el monto y cantidad de las deudas bancarias? Respuesta probable: “mucho y muchas, tenemos un nivel de endeudamiento alto pero controlable”.

3.- Pregunta: ¿Cuál es el monto y la cantidad de las deudas con proveedores? Respuesta probable: “Mucho menos que la administración anterior”.

4.- Pregunta: ¿Qué cantidad de cheques diferidos emitidos por la administración? “Algunos, como todo el mundo”.

5.- Pregunta: ¿Cuáles son los atrasos en las ejecuciones de obras? Respuesta probable: “Los normales de cualquier administración”.

6.- Pregunta: ¿Por qué el abandono de la caminería rural? Respuesta probable: “no hay ningún abandono, en esta administración se llevan hechos miles de kilómetros de caminos y obras en el interior del departamento. No sé por adonde andan ustedes, por donde ando yo todo está muy bien”.

7.- Pregunta: ¿Cuál es la situación del PIAI Barrio Artigas. Respuesta probable: “Muy bien, gracias por preguntar. Va marchando a ritmo uruguayo”.

8.- Pregunta: ¿Cuál es la situación financiera del departamento de Turismo? Respuesta probable: “Negativa, como siempre. Se pierde igual que antes, ni más ni menos”.

9.- Pregunta: ¿Cuáles han sido las actuaciones del departamento de Tránsito? Respuesta probable: “Muchas y muy buenas pero no somos magos”.

Comentarios potenciados por CComment