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El caso ocurrido ayer en Salto, de una anciana a la que pretendían estafar (con el “cuento del tío”, ¡cuándo no!) y que felizmente se salvó de caer en la trampa gracias a que el taxista que la transportaba se dio cuenta y la policía actuó rápidamente, puso otra vez sobre la mesa un tema que parece de nunca terminarse. Ese caso salió a luz, se hizo público, pero sabemos que hay muchos más permanentemente. Nos animamos a decir que todos los días hay intentos de estafa con esta modalidad y, sobre todo, a adultos mayores.

Hace un par de días, una columna de opinión de uno de nuestros periodistas, hablaba de los pequeños comercios de barrio y de la progresiva desaparición de estos, en parte (porque no es el único factor) a causa de que poco a poco van siendo “absorbidos” por las grandes superficies. Luego, fueron muchos los comentarios recibidos al respecto. Hubo quienes coincidían con el artículo y quienes, por el contrario, discrepaban argumentando que en la mayoría de los barrios salteños hay dos y hasta tres almacenes. Pero quizás quien “dio en el clavo” fue un lector que nos decía: “pienso que pasan las dos cosas, por un lado están abriendo boliches chiquitos en casas de familia y, por otro, la verdad es que duran muy poco…”.

A su vez, alguien nos decía que “lo que está aumentando mucho es la venta de nafta en los barrios”. Hace poco tiempo, supimos que hubo una inspección al respecto. Una curiosidad es que no se detectó combustible de contrabando, aunque por supuesto esta venta sigue siendo ilegal, en tanto son solo las estaciones de servicio los establecimientos autorizados para ello.

La persona que nos hacía el comentario sobre esta venta, decía también que “lo que menos queremos es que se le saque trabajo a la gente, que se le corte un ingreso familiar…pero pónganse en mi lugar, vivo a cinco metros de una pieza que está llena de damajuanas de nafta (su vecino se dedica a esto), ¿les parece que puedo estar tranquilo? Literalmente es una bomba a punto de activarse”.

Y finalmente ayer, como era de esperarse, hubo celebración de Halloween por varios lados. Pero personas que en la tarde anduvieron por el Centro, nos dicen que fue uno de los años en que más se celebró, que más movimiento hubo. Porque además, a diferencia de años anteriores -nos dicen- esta vez hubo más personas mayores participando, familias enteras. Es más, era tal el movimiento en calle Uruguay a eso de las 6 de la tarde, que hasta se puso complicado el tránsito en algunos lugares donde grupos de niños pedían caramelos, Uruguay y Grito de Asencio por ejemplo.

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