Anotaciones Callejeras
Hace unos años, la Intendencia de Montevideo en acuerdo con un grupo de gurises de una institución religiosa y de servicio, creemos Salesianos, hizo una excelente campaña de reciclaje y levantamiento de lo que se da en llamar residuos blancos, o sea microondas, cocinas, heladeras, frízer, computadoras, teclados, que mucha gente no quiere más en su casa.
Seguramente por el clásico efecto renovación, o porque dejó de andar el termofón y no se sabe qué hacer con él. Entre funcionarios de la comuna capitalina y de esas organización religiosa y social levantaron miles de electrodomésticos, pero una cifra que asustaba realmente. Una buena parte de todo eso servía y fue derivado a organizaciones sociales o gente con necesidades que podía reutilizar esos aparatos tan necesarios en el hogar.
Otros, que exhibían algunos desperfectos fueron derivados a talleres para su puesta a punto en la medida de lo posible, y lo que no se podía reutilizar fue para Antel que se hacía cargo de esta basura tecnológica, por llamarla de alguna forma. Esta muy buena experiencia, podría reciclarse en Salto, eso sí, hay que hacer con tiempo buena difusión del tema para que la gente saque con tiempo todo aquello que no quiere y que se enmarca en los artefactos eléctricos que decimos y que muchas veces en Salto aparecen hasta en las costas de arroyos y del propio Río Uruguay.
Entendemos que muchas veces los repartidores se quejan y con razón de los resaltos o lomos de burro, pero a veces son útiles, sobre todo los que no son tan altos. Veamos un caso, en la parte de la calle Lavalleja al llegar a Cervantes había un resalto de plástico que no era gran cosa pero ayudaba a respetar a los que venían de la derecha. Una calle que agarra todo el flujo de los que vienen por ejemplo de las Escuelas Técnica de UTU o del propio Cerp, Centro Regional de Profesores. Allí hay un muro alto de una empresa constructora que frena el avance de las aguas que por allí entran rápido cada vez que hay inundaciones. Pero fue sacado el resalto y los que bajan por Lavalleja no siempre respetan la preferencia de los que vienen por Cervantes generándose situaciones que todos quisiéramos evitar.
En esta época tan de cercanía con las fiestas tradicionales se ven todo tipo de alimentos vinculados a la mismas por ejemplo pan dulces y budines. Pero la variedad llama la atención, ya que se han sacado en muchos casos las tradicionales frutas secas, avellanas y nueces cambiándolas por chispitas de chocolate, dulce de leche, granjeas. La verdad que ya nada es lo que era.
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