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En algún momento nos sentamos frente a la pantalla y con el correr del telón, comenzamos a notar que es una película repetida o con un guion similar a la que ya hemos visto en algún momento de nuestras vida. Lo asumimos como algo normal, ya que la vida es una constante obra que se va repitiendo, con diferentes actores, con cambios que llegan con lo que son las nuevas herramientas, pero lo que no varía son los guiones, ya que generalmente la letra se repite. De todas maneras, cada película nos ofrece algo diferente, e incluso con actores que son nuevos y hasta nos llegamos a enamorar o nos seducen con su palabra. Nada diferente a lo que en algún momento, en otros tiempos también era parte de la seducción y el convencimiento de aquellos que nos sentábamos frente a la pantalla para seguir de cerca lo que se llama la “trama”.

Esto tiene que conectarnos a la vida real, para que nos atrape con su narrativa, pueden ser de diferentes argumentos o que nos enrede en la historia como tal y a su vez nos deje ese momento que nos hace pensar, evaluar o nos seduce. Es parte de la vida y en muchas ocasiones la trama nos puede llegar a mostrar algo que nos acompañó en nuestras vidas. Es por eso que el Director, generalmente le pone ese toque de dramatismo, para que quedemos atrapados en ese guion que nos va envolviendo poco a poco y que siempre es importante que nos deje algo para pensar. De esta manera se han escritos muchas historias y como en algún momento alguien en forma muy inteligente, con la suma de los años, señala que “el público se renueva”, lo que hace que el verso a pesar de ser el mismo, otros lo irán a escuchar.

Cambian los años y la historia se va repitiendo, pero no siempre en la película, también en la vida real, que nos muestra la misma realidad, con argumentos diferentes o con aquello de los cambios en el relato. Para eso siempre es importante el habla y tratar de convencer con la palabra a aquellos que sabemos que en algún momento nos pueden llegar a convencer o seducir, que de eso se trata cada tantos años, cuando el ciudadano es el que elige a sus nuevas autoridades.

Después está el “circo”, ese que lo vemos en la vida real y que muchas veces nos “enreda” con el guion que nos hacen ver o creer de las distintas realidades, que se repiten a lo largo del tiempo. Por eso, en estos casos también podemos señalar que la historia se repite y dependiendo quien estará a cargo de la dirección de la nueva “película”, buscará lo mejor, para convencer, que de eso se trata a lo largo de nuestras vidas. En este sentido podemos ver como se repiten las escenas, claro que lo que cambian son los actores y cada uno le puede llegar a poner su condimento diferente, para adornar de la mejor manera la “salsa”, que en algún momento nos va a gustar.

La “salsa”, son aquellos que con sus gritos o gestos, tratan de mostrar su valentía a la hora de hablar, sin muchos argumentos, pero generalmente culpando al otro de los errores u horrores que muchas veces lo puede ver el ciudadano común y que son parte de ese juego que nos va enredando en la trama.

Lo bueno, es que cada tantos años, podemos volver a elegir y nuevamente nos transformamos en los actores principales, ya que nuestro voto importa. Es el momento de volver a escuchar los mismos problemas, que se repiten una y otra vez, sin que se pueda dar una solución. Lo que puede llegar a cambiar es el relato, que habrá que cambiarlo y tratar de convencer. Mientras los gritos que nada aportan, los ataques de un lado a otro siguen. Lo problemas se mantienen, como película repetida.

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