Diputado de IS Gustavo Salle /
“El problema no es el narco, son los bancos”
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Por Pedro Rodríguez
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moviles@laprensa.com.uy
Una mirada crítica a la violencia y la corrupción en América del Sur
En una reciente entrevista, el representante nacional Dr. Gustavo Salle Lorier expresó su profunda preocupación por la creciente violencia vinculada al narcotráfico en América del Sur. Según Salle, lo ocurrido en Brasil, donde el ejército enfrentó a bandas delictivas dejando varios muertos y heridos, refleja una realidad que podría replicarse en Uruguay si no se atacan las causas de fondo.
“El narcotráfico es una herramienta del sistema financiero internacional”, sostuvo. Para el abogado, los verdaderos responsables no son solo los traficantes callejeros, sino los banqueros y grandes actores financieros que lavan dinero y financian campañas políticas. “Mientras se golpee hacia abajo y se proteja a los de arriba, eso se llama cobardía”, afirmó contundente.
“No hay un plan de seguridad, hay improvisación”
Consultado sobre la estrategia del gobierno uruguayo frente a la inseguridad, Salle fue tajante: “No existe un plan, ni estrategia real. Solo discursos para la tribuna”. A su juicio, el país sufre una gestión marcada por la improvisación y la falta de voluntad política. “El sistema está condicionado —dijo—, y quienes deberían tomar decisiones están atados por compromisos con los grandes poderes económicos”.
El representante recordó sus antiguas declaraciones sobre la necesidad de “ir a los bancos” si se quiere enfrentar el narcotráfico de verdad. Para él, la raíz del problema no está en los barrios pobres, sino en los intereses financieros que sostienen el modelo económico actual.
Contratos secretos: “Un contrato con dinero del pueblo no puede ser confidencial”
Otro de los temas que Salle ha denunciado durante años es la existencia de contratos secretos entre el Estado y empresas privadas. En particular, se refirió al caso de la empresa Cardama, vinculada a la construcción de patrulleros navales.
“El contrato secreto es, por definición, sospechoso de criminalidad”, declaró. Según Salle, el hecho de ocultar acuerdos que implican dinero público viola la transparencia democrática. Además, criticó duramente que la ministra de Defensa haya sido citada al Parlamento sin presentar el contrato ni los informes técnicos. “Nos gobiernan en secreto y después hablan de democracia. El pueblo tiene derecho a saber cómo se gasta su dinero”, enfatizó.
Un gobierno dividido e incoherente
Salle también denunció falta de coherencia dentro del propio Poder Ejecutivo, calificándolo de “bicéfalo e improvisado”. Explicó que, en conflictos internacionales como el caso Cardama —que involucra millones de dólares—, el gobierno muestra contradicciones graves entre el Ministerio de Economía y la Presidencia.
“Es un gobierno dividido, inepto y sin rumbo técnico”, afirmó, advirtiendo que las consecuencias económicas de esos errores las termina pagando el ciudadano común.
La Agenda 2030 y el sometimiento del Estado
En la parte final de la entrevista, Salle criticó la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, asegurando que somete a Uruguay a los intereses de las potencias financieras. Citó el Decreto 295/2019, que obliga al país a estructurar su planificación económica según los objetivos de desarrollo sostenible.
“Ese decreto prueba que nuestro presupuesto responde a una agenda global, no a las necesidades del pueblo uruguayo”, declaró. A su entender, esto explica por qué no hay fondos suficientes para educación, salud o justicia, mientras sí los hay para proyectos como el “hidrógeno verde”.
Conclusión: una voz que exige transparencia
El Dr. Gustavo Salle Lorier cerró la entrevista reafirmando su compromiso con la transparencia, la soberanía y la denuncia de la corrupción estructural. Para él, el desafío de Uruguay no es solo político o económico, sino moral.
“Nos quieren convencer de que somos libres, pero estamos sometidos a poderes financieros que no elegimos”, concluyó. Sus palabras invitan a una reflexión profunda sobre el rumbo del país y la necesidad de recuperar un Estado verdaderamente soberano, al servicio del pueblo y no de los intereses globales.
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