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Aunque muchos consumidores miran con recelo las fechas impresas en las botellas y latas de cerveza, expertos aclaran que este producto no caduca en el sentido tradicional. La fecha de vencimiento que figura en el envase se refiere únicamente al “consumo preferente”, es decir, al período en el que la bebida conserva intactas sus propiedades de sabor y aroma.

En España, donde la cerveza forma parte del ADN cultural y social, la calidad y presentación son casi un ritual. Por eso, no es raro escuchar quejas cuando se sirve una cerveza “pasada de fecha”. Sin embargo, el Beer Sommelier Miguel, especialista en estilos, ingredientes y maridajes, explicó que esa preocupación es infundada: “La cerveza no caduca. Las fechas solo marcan el momento ideal para disfrutarla en su mejor estado”.

Según detalla el experto, beber una cerveza después de su fecha de consumo preferente no representa ningún riesgo para la salud. A diferencia de alimentos perecederos como carnes o pescados, los ingredientes de la cerveza —malta, agua, lúpulo y levadura— son estables y no se degradan de manera peligrosa.

El secreto está en la composición: el alcohol y el lúpulo actúan como conservantes naturales, y el envasado sin oxígeno impide la aparición de bacterias. Por tanto, el único cambio posible con el paso del tiempo es una pérdida de calidad sensorial, es decir, que el sabor o el aroma se atenúen.

En definitiva, una cerveza “envejecida” no enferma a nadie, aunque tal vez no ofrezca el mismo placer al paladar. Como resume Miguel con humor, “si igualmente te la quieres beber, pues adelante”.

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Royce Joyas
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