El Frente Amplio, antes de llegar a ser gobierno, no solo cuestionaba todo lo que hacían los gobernantes de turno, todos pertenecientes a los partidos políticos fundacionales del país, sino que apuntaba reiteradamente a la supuesta falta de “voluntad ” para solucionar problemas que afectan la calidad de vida de cada hijo de este bendito país. Llegaron al poder y  comenzaron con sus reformas y cambios, todos en los papeles muy bien intencionados,  pero para comenzar se aplicó una reforma fiscal con nuevos impuestos que afectan como el IRPF a quienes más trabajan y más ganan gracias a su esfuerzo y sacrificio.

Todo para por una supuesta “solidaridad” para asistir a los más necesitados. Algunos de los cuales, ni siquiera se ayudan  así mismos si lo tienen que hacer.

Se apuntó -olvidándose todo lo que el país habría logrado con las políticas de Batlle y Ordoñez- a  supuestos logros, donde se puso adelante la voluntad política, más que la razón y así nos ha ido…  Todo es un desastre en materia de servicios, y todos son deficitarios al extremo. Pero, atención, todo se dio en medio de coyuntura más que favorable en lo económico, nunca antes conocida, salvo cuando hubo guerras mundiales. 

La serie de iniciativas, llegó a los servicios de la salud, donde ejemplares empresarios médicos, se vieron desplazados por la nueva fuerza en el gobierno, para beneficiar y dejar en manos monopólicas algunos servicios… especialmente los oncológicos, donde se dice, se comenta, se mueven anualmente unos 70 millones de dólares. Lo peor es que muchas veces los enfermos uruguayos tienen soluciones reales a sus problemas de cáncer, por lo que si tienen medios económicos,  se van al Hospital Sirio-Libanes de San Pablo. Antes de la famosa reforma de la salud, ideada por el el Ec. Daniel Olesker, las mutualistas funcionaban relativamente bien,  se limitaban a su masa social y las consultas con los especialistas se daba en tiempos lógicos. Vino el famoso Fonasa, con salud para todos, y las mutualistas colapsaron por un alud de nuevos socios, que en algunos casos, cuando se enferman o accidentan,  se ven en problemas para pagar las órdenes y los exámenes porque son asalariados limitados.

La sorpresa que se ha conocido en los últimos días, es que el Fonasa, enfrenta un déficit de nada mas ni nada menos que de 432 millones de dólares, al llegar a un costo estimado de 1.560 millones de dólares anuales, cifra que no se recauda pese a los impuestos que para el fondo de la salud, se le cobran anticonstitucionalmente, a los  jubilados y pensionistas. Lo más preocupante es que el gobierno afirma que este déficit, que tiende a crecer año a año, es inevitable según lo afirmado por muchos de los "iluminados" socialistas inventores de esta maquina de dilapidar recursos con malos y demorados servicios. Para colmo, agrediendo la inteligencia de los uruguayos, responsabilizan del agudo déficit al Poder Legislativo por el sucesivo ingreso de nuevos sectores de la vida nacional al beneficio. Se olvidan que las mayorías en  el poder legislativo es  de los frenteamplistas. Son los que con mano de yeso, aprueban medidas sin financiaciones lógicas. Pero ni  Vázquez ni Astori, les llaman a  responsabilidad, y vetan esas propuestas “políticamente correctas pero  en lo económico a perdida total”. Así todo se deja hacer, sin pensar que todo tiene su costo y que alguien lo va a tener que pagar.

Lo mas triste y lamentable, es que el sistema esta notoriamente afectado por actos de corrupción, que nadie termina de combatir, donde se inflan gastos, ya de servicios de traslados de enfermos, adjudicadas a empresas que son integradas por médicos que también están en la dirección de servicios de ASSE, como en otros servicios.  A ello se suman ONG, copadas por dirigentes de la izquierda y dirigentes sindicales de la salud que hacen sus propios negocios. En este marco, lo peor de todo, es que desde el oficialismo se resisten -como hicieron con Ancap-  a toda Comisión investigadora,  y todos sabemos lo mucho que se ha destapado. ASSE, seguramente es otro gran caso de corrupción y manejos turbios. Es una certeza. Muy distinta a la que en campaña electoral, planteaba Tabaré.