Por suerte hay un movimiento grande en cuanto a la citricultura en Salto por estos tiempos donde ha comenzado la zafra de la naranja. Lo que es un eufemismo pues se cosecha hace rato el fruto característico de esta tierra, se asocia la zafra con la llegada de la naranja mandarina. Hay un punto clave en este tiempo y es la inversión extranjera que ha permitido por ejemplo que empresas como Frutura (donde antes estaba Caputto), San Miguel y otros, apostaran por esta zona del país.

Eso mueve todo y hay gente por ejemplo de zonas cercanas a Villa Constitución que hoy tiene trabajo con aportes, en blanco, lo que en Salto ya es decir. De todas formas habría que mirar para adentro y cómo se necesitan capitales estadounidenses, argentinos, peruanos, para algo que bien podría ser financiado por el ahorro y el capital nacional.

Igualmente cuando vemos los ómnibus llenos de gente, cuando vemos hombres y mujeres de todos los barrios de Salto que van a las chacras o los packing bien que nos alegramos. Y eso también hay que mirar, todo lo que implica por ejemplo el transporte, que no es de las empresas, claro, sino tercerizado de gente que tienen sus ómnibus esperando el momento de la cosecha para mover a los trabajadores.

Hay toda una polémica por el destino final del hotel municipal de Termas del Arapey que se cerró con la pandemia, en marzo del año 2020 y no volvió a funcionar como tal presentando hoy un estado de elevado deterioro. Lo que no condicionó la decisión final, que terminó entregando la concesión por un cuarto de siglo a un grupo inversor con capitales salteños.

En la opción elegida habrá que poner mucho dinero para dejar de la mejor forma al mismo pues, tenemos entendido, se le han quitado enseres para reponer en los bungalows, y también se han hecho denuncias por objetos faltantes. Lo cierto es que no será fácil poner de nuevo a tiro al hotel pues falta todo, reciclaje en infraestructura, alhajamiento, y puesta a punto en general.

Una pena pues hasta 2020 funcionaba y bien que recibía excursiones y visitantes de todos lados sin problemas, incluso no competía con los hoteles privados cinco estrellas del centro termal pues apuntaban a públicos distintos y, mirado en perspectiva, se complementaban.

Si finalmente se concreta como todo parece indicar su paso a un privado permitirá inversiones en obras y reacondicionamiento y luego mano de obra para el mismo y, se ha hablado, de un posible parque de diversiones lo que redundaría en trabajo para la zona, algo siempre necesario para el interior de Salto que también repercute positivamente en la ciudad.