Esperanza en la ciudad
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Por Lic. Fabian Bochia
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fbochia@laprensa.com.uy

Hace unos años accedimos a un montón de verdades en envase de un pastor evangélico. A través del televisor, de la Red de Televisión Color los domingos a la mañana. Se trataba del pastor, licenciado Pedro Lapadjián que llevaba adelante maravillosas jornadas de guía para la vida. Más allá del culto, de la religión del amable lector puede tener, queremos centrarnos en los conceptos de un hombre diferente. En nuestro devenir por cargos públicos conocimos a varios pastores salteños y le consultamos por el famoso Pedrito, y nos dijeron que era un hombre de una inteligencia superior, de un acabado diccionario cristiano y ejemplo para todos. Qué lindo sería aprovechar más estos aportes de una persona que si bien se apoya en la religión y la Biblia da conceptos que todos bien podríamos asumir. Uno de ellos, que nos quedó grabado, fue el de los cristianos y las deudas, un tema tan común en los tiempos que corren.
Dice Lapadjián que un cristiano debe asumir las deudas que puede pagar y nada más, no debe endeudarse a sabiendas que podrán no pagar o generar zozobra en el entorno. Al contrario, el cristiano debe asumir lo que puede pagar dentro de la racionalidad de sus propias posibilidades, ergo, le está dando un golpe mortal al consumismo. Por qué comprar lo que no puede pagar, o lo que pondría en situación de riesgo a toda mi familia. Perfecto.
El otro punto clave de esto es el de la otra parte. Vamos a aclarar ese tema.
Dice el pastor que cuando se genera una deuda por un lado se debe pagar, pero no se debe olvidar que del otro lado hay una empresa, hay una persona, hay un organismo que espera ese pago. Sea Antel o el carpintero, sea la emergencia médica o el almacenero de la esquina. Esa persona, esas personas esperan el aporte para seguir esa cadena de pagos. Si el cristiano asume deudas que no puede pagar le está mintiendo a todos ellos, todos los que esperan ese dinero legítimamente. Otro punto clave es que esa persona confió en mi. Si el carpintero, el cerrajero, el comerciante me da el producto en dos pagos el cree que le voy a pagar en dos veces la deuda, confía y hace un acto de desprendimiento apoyado en mi conducta. Yo debo estar a la altura de esa forma de obrar. Si no pago le estoy mintiendo. Estoy aprovechándome de la confianza que me brindaron y además le estoy generando una situación compleja que parte de mi no cumplimiento.
Según el programa Esperanza en la ciudad es muy importante actuar de acuerdo a lo pactado, porque de lo contrario le estoy fallando a todos, si creo en Dios a ese ser superior, pero también le estoy fallando a los que me aman, a mi entorno y mi familia. No se puede justificar todo, por más avatares, porque cuando accedí al bien o al servicio lo hice con una sonrisa y en el disfrute del acceso, por lo que ahora de la misma forma debo honrar esa deuda.
Naturalmente que los aportes del Pastor Pedro Lapadjián se pueden encontrar fácilmente en Internet y son una guía para la vida, independiente del credo de la persona. A la larga son basamentos morales para todos, formas de entender la realidad a partir, nada menos, de conductas hechas sobra la base del respeto al otro, del respeto a mi mismo, a los que me formaron, a mi familia, a mis amigos, a mi comunidad. Seguramente el lector tendrá otros buenos ejemplos pero hoy queríamos marcar este que realmente nos marcó por su profundidad y actualidad.
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