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Hace pocos días nuestro Vespertino entrevistó al especialista en tránsito Víctor Pacín Freire, persona que valoramos mucho por sus dotes pedagógicos ya que fuimos testigos de charlas que dio para estudiantes secundarios haciéndoles hincapié en el cuidado de la vida, de la integridad, de la comunidad, de la familia, en un tono de respeto y ameno para llevarlos a la idea del cuidado integral de la sociedad. En la nota de marras el especialista aporta detalles que creemos clave para mejorar el tránsito ahora que viene la libreta por puntos.

Una idea central de la entrevista es que la conducción debería ser tratada como un privilegio que se gana y se mantiene, no como un derecho garantizado sin condiciones. Pacín propone medidas innovadoras con foco educativo: por ejemplo, permitir que personas que cometieron infracciones leves puedan seguir conduciendo en horarios laborales, como forma de preservar su empleo sin ignorar la sanción. Esta idea es harto compartible pues presenta como base la construcción del derecho, o sea que no tengo el privilegio eterno sino que con mi conducta voy otorgándome mi derecho. Eso hace que cada día que salga  a la calle a manejar debo construir mi autorización y está muy bien pues cada día podemos quitar o quitarnos la vida, lesionar o lesionarnos por lo que la continuidad hace al respeto a mi mismo, mi familia y mi comunidad. No hay un día en el que pueda manejar sin cuidado, al contrario.

“No podemos tratar igual a quien se equivoca una vez con 0.3 de alcohol en sangre y necesita ir a trabajar, que a quien reincide o ignora por completo la ley. El sistema tiene que tener matices, humanidad y criterios técnicos”, sugiere.

Otro gran obstáculo para implementar el sistema de puntos es el desconocimiento generalizado de las leyes de tránsito. “Hay personas que todavía no saben que un niño menor de 12 años no puede ir en el asiento delantero. Y discutimos en redes sociales si el cartel de ‘ceda el paso’ tiene validez o no”, señaló Pacín, entre resignado y sorprendido.

La falta de campañas educativas y de una presencia constante del Estado en la fiscalización alimenta la confusión. “Queremos copiar el sistema español, pero allá los jóvenes dejan de estudiar un año para prepararse para el examen de conducir. Acá muchos ni siquiera tienen seguro obligatorio”, denuncia.

Acá concordamos muchos con este tema de educar, siempre educar, porque a veces aparecen, como en Salto, calles donde se cambió la preferencia y el conductor debe estar actualizado y saber lo que cambió. Es como los abogados que deben estar actualizados de cada ley que el Parlamento aprueba y el Poder Ejecutivo promulga pues puede cambiar la referencia sobre un tema determinado, un especialista en Derecho que no se actualiza no puede actuar correctamente o no puede actuar directamente.

El especialista pone el foco en la desigualdad del impacto que podría tener el sistema. “A muchos no les va a importar. A quienes no tienen libreta o directamente desprecian las normas, les da igual si les sacás puntos o no”, dice.

En cambio, las consecuencias recaerán principalmente sobre quienes dependen de la conducción para trabajar: choferes profesionales, repartidores, trabajadores rurales o personas que viven en lugares sin transporte público eficiente.

Por eso, advierte, se corre el riesgo de generar más informalidad en vez de más seguridad. “Las personas que no pueden esperar seis meses sin manejar, simplemente van a seguir conduciendo igual, pero ahora en situación irregular. El sistema tiene que contemplar estas realidades”, insistió.

Esto habla a las claras del nivel de estudio de Víctor Pacín que es superior pues no solo sabe del tema sino que tiene la capacidad de un análisis que aporta a la comunidad por su alto desarrollo intelectual sobre el que todos debemos aprender.

 

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