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La Historia de hoy oscila entre el Mito y la Leyenda. Recoge relatos que se escuchaban en las tertulias de nuestros mayores, pero sin pruebas relevantes que hicieran del hecho, algo comprobable.  A principios de los años cincuenta, el Arquitecto Armando Barbieri fue electo Intendente de Salto, realizando una extraordinaria labor.  Entre sus obras más destacadas, encontramos la Rambla Tomás Berreta, conocida en sus orígenes como Costanera Sur, con el Mausoleo a Horacio Quiroga, la Plazoleta y Estela recordatoria a María Eugenia Vaz Ferreira, la revalorización de “La Verde” y “La Vasca” (donadas al municipio) y el primer Monumento del mundo en homenaje a Federico García Lorca.

En el mismo, están labrados, en un muro de adoquines, versos de Antonio Machado: “Labrad, amigos, de piedra y sueño, en el Alhambra, un túmulo al poeta, sobre una fuente donde llore el agua, y eternamente diga: el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!” La idea nació del escritor Enrique Amorim, quien fuera íntimo de García Lorca, compartida por Don Armando y llevada a la práctica rápidamente.

Teatro hecho carne...

Nuestro amigo, el Arquitecto Hugo Barbieri cuenta que tras la inauguración del Monumento “…en una magnífica tarde, y diría sagrada, escuchábamos a la Comedia Nacional cuyo elenco dirigía la increíble Margarita Xirgú, en un pasaje de Bodas de Sangre. En el palco oficial estaban Zabala Muniz (Ministro de Educación Pública), Enrique Amorim (único orador designado por la Intendencia salteña), Asdrúbal Delgado (ilustre salteño benefactor), mi padre –Armando Barbieri- (entonces Intendente de Salto); y del otro lado del espacio escénico, el pueblo y, abajo entre las rocas del río de los Pájaros Pintados: las lavanderas de Salto, realizando sus tareas rituales. Entonces los gritos de la Xirgú, reclamando por la muerte de su hijo: “…que le quitara un puñal que apenas cabía en la palma de su mano…”, se oyó tan real, que todos estábamos en recogida expresión de emoción; fue entonces cuando las lavanderas en fila india y en silencio irrumpieron en la escena y ante la sorpresa colectiva, comenzaron una a una, a dar sus pésames a la afligida madre: magnífica demostración del teatro hecho carne.” Incluso, alguien del público le susurró al oído de la actriz “yo sé lo que es perder un hijo…”

Enterrado en Salto

La historia poco conocida de hoy, recoge la versión del libro "Una historia real", donde se plantea que García Lorca podría estar enterrado en Uruguay. “El País” de Madrid ha publicado que los restos del poeta ejecutado en Granada en 1936 por el ejército franquista, nunca aparecieron. Se suponía que estaban en una fosa común cercana a Granada junto a los cuerpos de otros fusilados. Sin embargo, en 2009 se excavó el terreno y no se encontró ningún resto.  El libro de Santiago Roncagliolo aporta la hipótesis de que durante un viaje a Europa en los cincuenta, el escritor y millonario uruguayo Amorim, habría sobornado a funcionarios del gobierno español para hacerse de los restos y traerlos a Uruguay.  Amorim y García Lorca se conocieron en Buenos Aires en 1933 y continuaron su vínculo en Uruguay. La relación está documentada en la amplia correspondencia que ambos mantuvieron. Su último encuentro fue en Madrid pocos días antes del comienzo de la Guerra Civil.

Caja funeraria enterrada

Una crónica divulgada por la Cadena española “Ser” dice que “El día de la inauguración, una caja funeraria blanca fue enterrada junto al monolito conmemorativo. ¿Qué hay en esa caja? ¿Están los restos de Lorca?  Amorim desapareció durante unos meses en 1952. Nadie pudo dar con él. ¿Estuvo intentando sobornar a alguien para hacerse con esos restos?”.

El “Independiente de Granada” ha publicado que “En el acto, Amorim, el único interviniente, dijo: “Pueblo salteño que hiciste posible sin una sola voz adversa este silencioso y sencillo acto justiciero, gracias. Gracias por lo que intuyes, por lo que adivinas y por lo que sostienes en el ámbito de mi patria”. A continuación los albañiles abrieron una fosa detrás de la lápida y enterraron una caja blanca, de las proporciones de un osario, sobre la cual, el orador declaró: “Aquí, en un modesto pliegue del suelo, que me tendrá preso para siempre, está Federico…”.

La página española finaliza diciendo que “Lo más difícil de entender es por qué no se desenterró la misteriosa caja para conocer su contenido. La caja allí sigue, en Salto, enterrada, junto al agua que corre, como los bulos y teorías sobre el poeta y las circunstancias de su muerte.”

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