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Entre el estado lamentable de las veredas en todas partes y las tapas plásticas de los contadores de OSE en precario estado o literalmente destruidas es casi una odisea caminar en la ciudad de Salto. Mucho se ha hablado al respecto, quienes son los responsables del mantenimiento, como se intima su reparación, quien paga los arreglos. Parece que es responsabilidad de los propietarios frentistas pero no hay caso, nadie se hace cargo. De OSE no hay noticias de que hacer con el problema de las tapas plásticas que sustituyeron a las de hierro tan características de un momento. De la intendencia menos… ¿Qué hacer, cuando, como? Un dilema verdaderamente y nadie agarra el toro por las guampas…



La cantidad de gente pidiendo en las calles es impresionante. Jóvenes, veteranos, hombres y mujeres que piden limosna o cuidadores de autos y motos, limpiadores de parabrisas, artistas de la calle, vendedores de curitas, en fin, toda una casta tratando de sobrevivir solicitando una moneda y otra para hacer la diaria. No hay nada para hacer, solo confiar en la recuperación económica del país, el derrame del PIB a todas las capas de la sociedad.

La ruta Raúl Gaudín, asi denominada los accesos a las Termas del Arapey, está en buenas condiciones, podría ser mejor pero “es lo que hay valor”. Es que ha dado que hablar, los arreglos que no están bien hechos y lo efímero de las mejoras realizadas, pero la verdad es que ahora no tiene pozos notorios y peligrosos, está señalizada, las banquinas tienen el pasto controlado; en fin esta razonable, no es una pista de carrera pero tolerable para los autos de turistas y visitantes del centro termal.

La plaza Artigas luce esplendida estos días. Remodelada, con iluminación de los monumentos, el arreglo de canteros, senderos, ajustes en el arbolado y palmeras, una limpieza de cara, una “chapa y pintura” como le dicen sinceramente hace la diferencia. La torre con el servicio de agua caliente para el mate y fría para beber y saciar la sed esta vivita y coleando superando eventualmente los vandalismos y acción de los mal entretenidos. En fin, con poca cosa la plaza recuperó vida y atrajo a las familias y jóvenes para disfrutarla durante todo el día, sobre todo a la tardecita-noche, con mate y biscochos, con niños y en pareja, padres e hijos, abuelos y nietos, un verdadero reencuentro familiar, ameno, saludable y seguro.

Es cierto, también aquí esta el asunto de las personas sin techo, que ocupan algunos lugares de la plaza, duermen en los canteros, pernoctan en los zaguanes de casas lindantes, merodean el lugar en busca de alimento o algún peso que consigan. Es al mismo tiempo triste como inconveniente, desde luego que generan inseguridad y sensación de inseguridad, ha habido muchos sucesos delictivos, molestia en el espacio público, peleas con lesionados, robos en la vuelta, lo de siempre… ¿Y?

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