
Cada latido cuenta /
Semana del Corazón busca sensibilizar sobre la prevención cardiovascular
En Uruguay, las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte. A pesar de los avances médicos, los malos hábitos, el estrés y la falta de controles periódicos continúan cobrando miles de vidas cada año. Frente a esta realidad, la Semana del Corazón, que se celebra del 22 al 29 de septiembre, se convierte en una oportunidad única para detenernos, reflexionar y adoptar pequeños cambios que pueden marcar una gran diferencia. En Salto, dos licenciadas en enfermería, Ana Laura Barros y Paola Leal, aprovecharon este marco para compartir su experiencia desde el Centro de Hemodinamia del Centro Médico de Salto, donde cada día trabajan con pacientes que llegan en situaciones críticas. Su mensaje es claro, prevenir es salvar vidas.
La Semana del Corazón, una oportunidad para reflexionar
Del 22 al 29 de septiembre, Uruguay celebra la Semana del Corazón, un espacio dedicado a sensibilizar sobre la importancia de cuidar la salud cardiovascular. Este año, el lema elegido fue “Cada latido cuenta”, un recordatorio de que las pequeñas acciones cotidianas pueden marcar la diferencia.
Si bien las licenciadas trabajan en un tercer nivel de atención donde los problemas ya suelen estar instalados, ambas recalcaron que la educación en hábitos saludables es parte de su tarea diaria. “Aunque el paciente llegue con un infarto o con una enfermedad avanzada, nunca dejamos de insistir en la importancia de la prevención”, destacó Leal.
El mensaje es claro: la hipertensión, el colesterol elevado, el tabaquismo, la mala alimentación y el sedentarismo son factores de riesgo modificables. Cambiar rutinas, aunque sea de a poco, puede salvar vidas.
Prevención que empieza en casa
Uno de los puntos más subrayados en la entrevista fue la necesidad de involucrar a las familias en el cuidado cardiovascular. No se trata únicamente del paciente, sino de un entorno que acompaña, apoya y también adopta hábitos más saludables. “Los familiares también sufren cuando alguien llega con una enfermedad cardíaca. Por eso es fundamental que entiendan que, tras la intervención médica, el verdadero desafío es el cambio de hábitos”, afirmó Barros.
Entre las recomendaciones más sencillas y efectivas se destacan:
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Controlar la presión arterial regularmente.
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Reducir el consumo de sal y grasas saturadas.
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Evitar el tabaquismo.
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Incorporar caminatas u otras actividades físicas moderadas.
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Controlar el estrés, que se ha convertido en un factor de riesgo clave en la pospandemia.
“Salir a caminar tres veces por semana, bajar un poco la sal, dejar los fritos… todo suma. No se trata de una dieta estricta, sino de cuidarnos por dentro”, resumió Barros.
El valor del electrocardiograma
Durante la semana, el equipo del centro de hemodinamia organizó una jornada académica destinada a médicos y personal de enfermería. El foco estuvo en la lectura e interpretación del electrocardiograma, una herramienta que muchas veces se subestima pero que resulta vital para detectar alteraciones cardíacas a tiempo.
“Un electro no es algo banal. Es un registro del funcionamiento eléctrico del corazón, y puede hacer la diferencia en una emergencia. Por eso insistimos en que la población no deje pasar las indicaciones médicas cuando se lo piden”, explicó Barros.
El mensaje hacia la comunidad es claro: no minimizar los controles médicos. Acudir a un electro, tomarse la presión o realizarse estudios anuales son acciones preventivas que evitan complicaciones mayores.
Hábitos que salvan vidas
Las licenciadas insistieron en que la responsabilidad última recae en cada persona. Los médicos y enfermeros acompañan, orientan y solucionan en situaciones críticas, pero la salud diaria depende de elecciones individuales.
Leal fue categórica: “Cuidemos nuestro cuerpo todos los días. Comer más sano, movernos un poco más, dejar los hábitos no saludables y no olvidar el control anual con un médico de cabecera son pasos fundamentales. Cada latido cuenta”.
La pandemia dejó una huella significativa en los estilos de vida. El sedentarismo, el aumento del consumo de tabaco y alcohol, y el estrés se intensificaron durante los meses de encierro. Hoy, el desafío es revertir esas tendencias. “Tenemos que reubicarnos en dónde estamos y cómo estamos. Si nosotros no nos cuidamos, nadie lo hará por nosotros”, señaló Barros.
Un mensaje de esperanza
El trabajo de las licenciadas y de todo el equipo del IMAE de Salto trasciende lo clínico. Se trata de concienciar, educar y acompañar, para que cada persona asuma un rol activo en su propia salud.
El lema de este año resume ese espíritu: “Cada latido cuenta”. No es solo un recordatorio de la fragilidad de la vida, sino una invitación a actuar. Desde elegir mejor los alimentos hasta dedicar unos minutos al ejercicio diario, todo gesto es un aporte al bienestar.
“Concientizar es ser consciente de los latidos de nuestro corazón”, concluyó Barros. “Y si cada uno asume esa responsabilidad, podremos reducir las cifras de muertes cardiovasculares, que hoy siguen siendo la principal causa en el país”.
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