
Compromiso con la infancia y las familias /
El CAIF Nuestra Señora del Rosario celebró sus 30 años
El Centro de Atención a la Infancia y la Familia (CAIF) Nuestra Señora del Rosario celebró ayer sus 30 años de vida institucional, en una jornada cargada de emoción, recuerdos y alegría comunitaria. Ubicado en la esquina de Barbieri y Santos Errandonea, el centro abrió sus puertas a fines de 1995, fruto de un convenio entre el Plan CAIF —que ya funcionaba en Salto desde 1988— y una comunidad religiosa, que impulsó el proyecto con una fuerte vocación social y educativa.
Un proyecto nacido del compromiso social
El nacimiento del CAIF Nuestra Señora del Rosario respondió a una necesidad concreta del barrio y de las familias con niños pequeños. A partir de la experiencia previa del Plan CAIF, que desde fines de los años ochenta promovía el desarrollo integral de la primera infancia en todo el país, la comunidad religiosa local asumió el desafío de abrir un espacio que uniera educación, contención y acompañamiento familiar.
Con el tiempo, la institución se consolidó como una referencia en el trabajo con niños y niñas de 0 a 3 años, fortaleciendo el vínculo con las familias y con el entorno barrial.
Treinta años de crecimiento y compromiso
Hoy, el CAIF atiende a unos 130 niños, ofreciendo un acompañamiento integral que trasciende el aula. La trabajadora social Florencia Amado destacó que la institución ha evolucionado de manera significativa, incorporando un equipo interdisciplinario conformado por psicóloga, psiquiatra, asistente social y otros profesionales que trabajan de manera permanente en el centro. Ese crecimiento ha permitido brindar un apoyo más completo, abordando las distintas dimensiones del desarrollo infantil y promoviendo la participación activa de las familias.
Una fiesta de comunidad
El festejo tuvo lugar ayer en la tarde, en el complejo Villa España, donde se reunieron niños, familias, exfuncionarios y vecinos para compartir una jornada especial. Desde las 19 horas, la música, las actividades recreativas y la alegría de los más pequeños marcaron el ritmo de una celebración que reflejó el espíritu del CAIF: cercanía, compromiso y comunidad.
Durante la jornada, también se aprovechó la oportunidad para invitar a nuevas familias a inscribirse para el próximo año lectivo, reafirmando así el propósito que dio origen al centro: trabajar por el bienestar y la educación de los niños salteños, en un espacio donde el afecto y la colaboración siguen siendo los pilares fundamentales. Treinta años después, el CAIF Nuestra Señora del Rosario continúa escribiendo su historia con la misma convicción con la que comenzó: acompañar, educar y construir comunidad desde la infancia.
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