En memoria de Pascasio Báez /
Mártir de los trabajadores rurales
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Por Nery Pinatto
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Director de MPC Consultores
Pascasio Báez Mena era un humilde peón rural. Ni más ni menos. De los que echaban los bofes cinchando para darle de comer a sus 4 hijos políticos. Tenía 46 años y siempre había residido en el campo, preferentemente por la zona de Pan de Azúcar. Votaba a los blancos, pero jamás había militado en política. Se ganaba la vida con changas que arribaban en la forma de trabajos en la construcción, confeccionando alambrados, arreando ganado o lo que 'saliera'. Un día de fines de diciembre del ‘71 (exactamente el 21 de ese mes) había salido a buscar el caballo perdido de un vecino, que al saberlo baquiano le pidió le hiciera el favor.
En ese entonces había Democracia, había Parlamento...pero también habían Tupamaros levantados en armas contra la Democracia, soñando en convertir al Uruguay en la Cuba platense.
Estancia "Espartaco" y tatucera "Caraguatá"
En la búsqueda del caballo del vecino, Pascasio llegó hasta la estancia "Espartaco", localizada en la Ruta 9, a unos diez kilómetros de Pan de Azúcar; para su gran sorpresa, se topó con un hombre que salía de la misma tierra, literalmente: de una tatucera, como le llamaban en la jerga interna los sediciosos. Aquella era la "Caraguatá", quizás la más importante del MLN a los efectos de extender su radio de operaciones hacia el interior del país (que era el sueño de Raúl Sendic, su líder).
Detenerlo, exiliarlo o matarlo...
Pascasio Báez fue rápidamente detenido, y su destino final comenzó a jugarse en las cabezas de unos iluminados que se creían dioses capaces de decidir sobre la vida y la muerte de los demás. Las alternativas que se manejaron fueron tres: detenerlo indefinidamente, llevarlo al exterior (a Cuba o a Chile), o matarlo.
Los "humanistas" terminaron con la vida de Pascacio...
La decisión de estos “humanistas” fue terminar con su vida. A fines del '71, la dirección del MLN estaba integrada por Mauricio Rosencof, Henry Engler, Wasem Alaniz, Donato Marrero y Mario Píriz Budes. El ejecutor, Ismael Bassini, fue quien le dio la inyección de pentotal que acabó con la vida de Pascasio. Por entonces era un estudiante avanzado de medicina. La sociedad le pagaba su estudio para salvar vidas, pero él usaba sus conocimientos para matar… Así encontró la muerte Pascasio Báez. Asesinado -con premeditación y alevosía-, por el grave delito de toparse con un terrorista que salía de una tatucera en medio del campo... Para esta gente, que decía luchar por un HOMBRE NUEVO “más humano”, el valor de una tatucera era superior a la vida de un humilde peón rural. Luego la entregaron a los militares sin disparar un solo tiro…
¿No pudieron hacer otra cosa?
Cuando Sendic se enteró del asesinato (para mí el más vil de los tantos que se cometieron en la historia uruguaya), tan solo atinó a decir: ¿“no pudieron hacer otra cosa?”. El sumun del humanismo…
Día del Trabajador Rural
Cuantos Pascasio Báez hubiesen habido si las FFCC no ganaban la guerra civil contra ellos? Una vez más, a casi 54 años de su asesinato, pido a nuestros legisladores que en honor a su martirologio denominen “PASCASIO BÁEZ” al Día del Trabajador Rural!
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