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El Grupo Alzheimer Salto, en el marco del día Mundial de los Derechos Humanos en la jornada de ayer en el Palacio Córdoba se llevó a cabo una charla, en donde expusieron el Dr. Gabriel Cartagena, Psci. Karina Freitas y la Mtra Mirta Turino. Por Gabriel Cartagena: "Hablar de Derechos Humanos y Alzheimer no es solo un ejercicio jurídico o teórico sino que es hablar de dignidad en su estado más vulnerable. Es colocar a la persona, aun en la fragilidad, en el centro de toda política pública, de toda decisión familiar y de toda acción del Estado.

Derechos Humanos, universales, irrenunciables e indivisibles

Los Derechos Humanos pertenecen a toda persona por el solo hecho de ser humana. No dependen de la edad, la salud, la memoria ni la productividad. Son universales, irrenunciables e indivisibles. En Uruguay, su reconocimiento se apoya firmemente en la Constitución —especialmente en los artículos 7, 72 y 332— y en los tratados internacionales de derechos humanos ratificados por el país, entre ellos la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores (Ley 19.430).

La vejez como etapa de mayor protección

La vejez no es una etapa de pérdida de derechos; por el contrario, es un período que exige mayor protección. La persona mayor es sujeto pleno de derechos: a la salud, a la autonomía, al respeto, a la seguridad social, a la participación y al buen trato. Nunca debe ser tratada como objeto de descarte ni quedar relegada a la indiferencia.

Alzheimer: una enfermedad que exige protección reforzada

Cuando aparece el Alzheimer, esta realidad se vuelve aún más desafiante. Estamos ante una enfermedad neurodegenerativa, progresiva e irreversible, que afecta la memoria, la identidad, la capacidad de decisión y la autonomía. Pero nada de ello borra la condición de persona. Quien padece Alzheimer sigue siendo titular de todos sus derechos humanos y, precisamente por eso, necesita una protección reforzada.

Obligaciones del Estado y de la sociedad desde un enfoque de derechos

Desde un enfoque de derechos, el Alzheimer impone obligaciones concretas: atención médica especializada y continua, cuidados integrales, trato digno, protección frente al abuso, el abandono y la violencia, respeto por la voluntad anticipada cuando esta ha sido expresada, y acompañamiento a las familias, que a menudo cargan en soledad con el peso emocional, físico y económico de la enfermedad.

Avances normativos y brechas persistentes en Uruguay

En Uruguay se han dado pasos importantes: el Sistema Nacional Integrado de Cuidados, el Plan Nacional de Demencias, la Ley de Derechos y Deberes del Paciente y la normativa sobre voluntades anticipadas. Sin embargo, la brecha entre la norma y la realidad persiste. Faltan recursos, formación específica, centros de día, atención domiciliaria suficiente y un abordaje verdaderamente integral.

Un desafío que interpela a toda la sociedad

Aquí surge una verdad que incomoda: el Alzheimer no solo pone a prueba al sistema de salud, sino a toda la sociedad. Nos confronta con una cultura que muchas veces descarta lo que no produce, que invisibiliza la vejez y que se incomoda ante la dependencia.

Cuando la memoria se apaga, el respeto debe permanecer

Los Derechos Humanos no se activan únicamente en discursos solemnes o fechas conmemorativas. Se ejercen y se respetan en el trato cotidiano, en el acceso real a la salud, en la protección efectiva del más débil y en la decisión política de priorizar a quienes más lo necesitan. Defender los Derechos Humanos de las personas con Alzheimer es, en definitiva, defender la dignidad humana en su forma más pura. Porque cuando la memoria se apaga, lo único que no puede apagarse es el respeto".

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