
Gustavo Varela /
“Hay que aprender a decir que no para no seguir endeudando a Salto”
El escribano Gustavo Varela, referente del Partido Nacional en Salto y actual edil suplente dentro de la coalición republicana, repasó en una entrevista su extensa trayectoria política. Varela inició su camino en el año 2000 como edil suplente en la Junta Departamental, y posteriormente ejerció tres períodos como edil titular.
Más adelante, integró el gobierno de Germán Coutinho como director de Gestión Administrativa de la Intendencia, en el marco de un acuerdo multipartidario. Siempre militante de la lista 92, Varela sostuvo que su vocación estuvo enfocada en la política departamental antes que en la nacional. Aunque en 2015 había decidido retirarse de la actividad política, su regreso se produjo por convocatoria de Marcelo Alario, quien lo convenció de sumarse nuevamente, esta vez como suplente en la lista 330. “Ya había cumplido mi vida política y no quería volver como titular. Acepté para acompañar y aportar experiencia”, explicó.
Un rol más sereno pero con vocación de incidencia
Consciente de que la intensidad de la militancia política le afectó la salud en el pasado, Varela sostuvo que hoy busca un rol más tranquilo. “Quiero ayudar en la parte legislativa y transmitir conocimientos técnicos a las nuevas generaciones. Me interesa más aportar desde la experiencia que ocupar un lugar de exposición”, afirmó.
El dirigente destacó la importancia de mejorar la calidad de los debates y de los proyectos en la Junta Departamental. A su juicio, el nivel de la legislatura local y nacional “ha caído notoriamente”, lo que obliga a reforzar la formación y la seriedad en la producción de resoluciones.
Críticas al populismo y a la deuda departamental
Uno de los ejes más fuertes de su intervención estuvo en la crítica al populismo y a la gestión financiera de la Intendencia de Salto. Según Varela, en los últimos 15 años el departamento acumuló una deuda de 50 millones de dólares, producto de políticas expansivas financiadas con préstamos.
“El populismo se caracteriza por decir que sí a todo y eso termina en endeudamiento. Salto gasta 90 millones de dólares por año, y pese a esas cifras, seguimos con calles destruidas, problemas de basura y carencias en infraestructura. Es un modelo insostenible”, aseguró.
En ese sentido, planteó que la clase política debe ser capaz de explicar a la ciudadanía que existen restricciones presupuestarias. “Si queremos hacer las cosas bien, tenemos que aprender a decir que no. El Estado no puede prometerlo todo, porque lo que no se cubre con recursos propios se paga con deuda, y la deuda la terminan cargando las próximas generaciones”, advirtió.
El votante engañado y la necesidad de razonar el voto
Varela también expresó preocupación por lo que considera un engaño al electorado. “El votante ha sido engañado durante mucho tiempo. Le hacen creer que la Intendencia puede resolver todos los problemas, cuando en realidad hay limitaciones claras. Eso genera frustración y dependencia”, señaló.
Su aspiración, dijo, es “plantar la semilla” para que los ciudadanos analicen con mayor profundidad las propuestas políticas. “Me gustaría que la gente razone su voto, porque de lo contrario el departamento seguirá atrapado en el endeudamiento y sin avances visibles”, insistió.
Populismo y concentración del poder
El nacionalista extendió sus críticas al plano nacional. Recordó que, pese a que el gobierno declaró como prioridad la niñez, se destinaron más de 40 millones de dólares para favorecer a un grupo reducido de productores lecheros, mientras cientos de familias rurales continúan en zonas inundables sin soluciones.
“Se trata de la persecución del poder por el poder mismo, sin medir las consecuencias sociales. En ese camino se han pisoteado los intereses de miles de personas”, sostuvo. A su entender, el populismo no solo genera desequilibrios financieros, sino que perpetúa la pobreza al mantener dependientes a los sectores más vulnerables.
Experiencia en coaliciones y aprendizajes
Durante la entrevista, Varela repasó su experiencia en el gobierno multipartidario de Germán Coutinho. Según explicó, aquel experimento fracasó porque se desvirtuó el espíritu de coalición. “Una coalición requiere ánimo de sociedad, de compartir decisiones y responsabilidades. Cuando eso se pierde, se impone el ego personal y el proyecto se derrumba”, reflexionó.
No obstante, consideró que la actual coalición republicana tiene posibilidades de afianzarse, siempre y cuando prevalezca el diálogo y se construya un verdadero sentido de pertenencia común. “Es inevitable que existan roces, pero con voluntad de entendimiento se pueden superar”, afirmó.
Señales de cambio en la actual gestión
Consultado sobre el desempeño del intendente Carlos Albisu en sus primeros meses de gobierno, Varela prefirió ser cauto. “En dos meses no se puede evaluar un gobierno. Pero al menos he visto camiones podando árboles, arreglando pozos y limpiando zonas que hacía años estaban abandonadas. Eso es una señal positiva”, dijo.
El edil suplente valoró también el “cambio de humor” entre los vecinos, que perciben mayor presencia de los funcionarios municipales. “La gente nota que la Intendencia volvió a estar en la calle, y eso genera expectativas. Falta mucho, pero se percibe una diferencia”, comentó.
La infraestructura como prioridad
Varela subrayó que el principal desafío del departamento es recuperar la infraestructura. “Las calles están destruidas, el alumbrado es deficiente y la basura se acumula. Si no generamos condiciones básicas, no habrá inversión privada que quiera instalarse en Salto”, advirtió.
Recordó que recientemente un congreso mundial vinculado a la producción de carne no pudo realizarse en una estancia modelo de la región porque los caminos eran intransitables, incluso para vehículos 4x4. “Eso es un reflejo de cómo el deterioro de la infraestructura afecta directamente a la economía local”, señaló.
La necesidad de administrar con rigor
El dirigente evocó el ejemplo histórico del intendente Juan Carlos Roca, quien en un gobierno colegiado administró con tal austeridad que entregó la Intendencia con dinero en caja. Sin embargo, esa gestión no fue premiada en las urnas. “Eso muestra que muchas veces la población prioriza beneficios inmediatos sobre una administración responsable”, lamentó. A su juicio, administrar con seriedad implica reconocer que los recursos son finitos y que endeudarse de forma permanente es una falta de respeto hacia los ciudadanos. “No se puede vivir diciendo que la deuda la pagarán los que vienen detrás. Esa mentalidad está destruyendo las finanzas del departamento”, afirmó.
Mirada final
Gustavo Varela reiteró su disposición a colaborar desde un lugar más reservado, sin protagonismo, pero con el objetivo de aportar su experiencia y su formación técnica. “Quiero contribuir a que la política recupere seriedad, a que se diga la verdad aunque no guste, y a que la gente pueda razonar su voto. Es la única forma de que Salto salga adelante”.
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