
Insultos, violencia y reclamos /
La visión del presidente de la Junta Departamental
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Por Pedro Rodríguez
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moviles@laprensa.com.uy

Una manifestación con tensión
La reciente movilización de ADEOMS en Salto dejó un fuerte debate político y social. Más allá de la protesta, lo que generó mayor polémica fue la actitud violenta de un edil que, según denunció el presidente de la Junta Departamental, Dr. Enzo Molina, irrumpió en dependencias municipales y agredió verbalmente a dos funcionarios que cumplían con su labor. En diálogo con Diario La Prensa, Molina aclaró que su crítica no es hacia la manifestación en sí, sino hacia los insultos y agravios que se lanzaron. “Llamar ‘cagón’ a un intendente electo democráticamente no es solo un insulto personal, es una falta de respeto a la mayoría de la población que lo votó y confió en este gobierno”, expresó con firmeza.
El límite entre reclamo y agresión
El jerarca reconoció que los trabajadores tienen todo el derecho a manifestarse y reclamar, pero diferenció entre el legítimo derecho a la protesta y la violencia. “Entrar a un área de trabajo, increpar a un funcionario con discapacidad física y exponer a una funcionaria en redes sociales es gravísimo. Lo vio todo el país y deja una imagen lamentable de nuestra ciudad”, sostuvo. Para Molina, este tipo de episodios quitan legitimidad a los reclamos y ensucian el sentido de una manifestación. Además, cuestionó la actitud de quienes promovieron o alentaron los insultos desde afuera. “Se notó que hubo planificación, cartelería, consignas, no fue algo espontáneo. La dirigencia debió frenar esas expresiones, no celebrarlas con risas”, subrayó.
Respeto a las instituciones
El presidente de la Junta enfatizó que insultar o agredir a una autoridad es un acto que trasciende lo individual. “No se le falta el respeto solo al intendente, sino también a las instituciones y al pueblo de Salto. Tenemos muchas herramientas legales y sindicales para reclamar sin necesidad de caer en la bajeza de los improperios”, señaló. Consultado sobre posibles medidas de la Junta frente al comportamiento del edil involucrado, Molina reconoció que existe debate interno: “Si actuamos, corremos el riesgo de darle más relevancia de la que merece; si no lo hacemos, parecería que naturalizamos la violencia. Es una línea complicada”.
Mirando hacia adelante
Más allá de la polémica, Molina destacó la importancia de mantener abiertos los canales de diálogo, siempre con respeto. “En la Junta hemos recibido a todos los sindicatos y actores sociales. Usamos palabras firmes, pero nunca insultos ni agresiones”, afirmó.
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