Hoy se cumple el primer año en que en esta casa periodística no contamos con la presencia física y laboral de Daniel Alvez. El “Negro” que todos los días, nos contagiaba con su buen humor, su chispeante forma de ser, orgulloso y celoso de su trabajo. Amaba hacerlo en el diario desde que ingresó siendo muy joven. Sabía manejar todo el equipamiento y hasta más de una vez se la ingenio para solucionar algún problema menor. Todo en base a su permanente interés e inquietud por aprender. Era un autodidacta en materia de computación, y lo demostraba ya diagramando las páginas del diario en pantalla como en el diseño de avisos y hasta ajustando la impresora Heidelberg para los suplementos a todo color.

Hoy, se cumple un año de su sorpresiva, inesperada partida de este mundo, por causa de una dolencia que lo fue agotando físicamente y que en premio a su manera de ser, le produjo la muerte cuando dormía. Pasó de un sueño al otro eterno. Aquí dejo un vacío, que aún no está superado y que generó un pesar, que aún nos duele. Pero nos queda el hermoso recuerdo de ser uno de los que me llamaban “Tío” en la interna, en clara devolución al aprecio y cariño que el sabía le teníamos. JP