
Una parte no es el todo (II)
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Por el Dr. Ope Pasquet Iribarne
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Ex Diputado Colorado

Ahora bien, ¿cuál es el fondo del asunto? Lo que es incontestable y nadie discute es el hecho de las desapariciones forzadas, el dolor de los familiares de los desaparecidos y su derecho a encontrar sus restos y a saber cómo murieron y quién o quiénes los mataron. Pero el asunto tiene además otras facetas. El reclamo de “justicia”, además de verdad, choca de frente con el referéndum que en 1989 confirmó la Ley de Caducidad de 1986 -por sus efectos, una amnistía-, así como con el plebiscito que veinte años más tarde rechazó la enmienda constitucional propuesta para anular dicha ley. En 2011 el FA, con mayoría propia en el Parlamento, sancionó una ley “interpretativa” de la Caducidad que en los hechos significó su anulación. Hoy, los beneficiarios de la amnistía de 1986 que siguen vivos están casi todos presos, o en vías de estarlo. “El Frente Amplio se pasó dos plebiscitos por las partes”, comentó Fernández Huidobro, sin precisión terminológica, pero también sin mentir.
No se argüirá, supongo, que declarar una “Fecha Patria” no implica endosar el reclamo de “verdad y justicia”; el tema es demasiado serio como para jugar a ser ingenuos.
Los buenos y malos
Al FA no le interesa hoy reabrir el debate jurídico. En ese terreno, y pese a los dos pronunciamientos populares señalados, ya impuso su voluntad. Lo que busca ahora es dar un paso más hacia la consagración institucional de un relato de la historia reciente hecho a su medida. Ese paso consiste en convencer a la sociedad uruguaya, con la autoridad de la ley, de que una parte equivale al todo y de que los hechos que se conmemoran el 20 de mayo son la síntesis completa y fidedigna de nuestra historia reciente: los desaparecidos eran integrantes de partidos y grupos de izquierda; quienes los hicieron desaparecer eran militares y policías. Todos los buenos de un lado, todos los malos del otro; no hay cómo perderse.
“Día de los Caídos en Defensa de las Instituciones”
Se omite, para empezar, que hubo muchas otras víctimas en los largos años de violencia política transcurridos desde comienzos de los años sesenta hasta el restablecimiento democrático de 1985. El FA ha reconocido a las que considera propias, como lo demuestra la decena de leyes de reparación a diversos colectivos sancionadas entre 2005 y 2020, en la mayoría de los casos con el voto conforme de blancos y colorados. En cambio, se ha negado a reconocer como víctimas a quienes fueron abatidos por la violencia guerrillera. En el año 2006 Tabaré Vázquez derogó el decreto de 1985 que declaraba el 14 de abril de cada año “Día de los Caídos en Defensa de las Instituciones”, y en 2023 los legisladores del FA votaron en contra de la ley que dispuso la reparación a las “víctimas de grupos organizados y armados con fines políticos e ideológicos”. Para los promotores del proyecto de ley de feriados que comentamos, víctimas hubo de un solo lado; el suyo es un relato en blanco y negro. Esta es la “historia” que nos dicen que quieren enseñar en las aulas de la ANEP.
Revolución Cubana y Dictadura Militar
Hay otras visiones, obviamente, de lo que sucedió en el Uruguay desde que algunos émulos de la Revolución Cubana empuñaron las armas contra las instituciones democráticas, hasta que salimos de la dictadura militar. Los libros de Julio Ma. Sanguinetti, La agonía de una democracia y La reconquista, ilustran bien al respecto. El principio de laicidad que rige la educación pública obliga a presentar con ecuanimidad esas distintas perspectivas a los estudiantes, sin darle preferencia a ninguna. Me cuesta creer, francamente, que vaya a ser así.
Una verdad a medias...
Ningún hecho acaecido en esos años resume en sí todos los significados, ni todos los dolores; ninguna fecha contiene a todas las demás. Pretender otra cosa y comprimir la historia reciente en una conmemoración, es reducir y deformar esa historia para que encaje en el molde ideológico de un proyecto político que, a esta altura, se alimenta más de emociones que de razones. Estos son argumentos de fondo que, a mi juicio, cabe oponer al proyecto de ley que comentamos. Una parte no es el todo; y una verdad a medias es, bien se sabe, solo una forma de la mentira.
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