Para el Fondo Monetario Internacional (FMI) , el alto nivel de inflación mundial seguirá siendo una de las principales preocupaciones macroeconómicas, aunque ya surgen indicios de una corrección. “Hay indicios de que el endurecimiento de la política monetaria está empezando a enfriar la demanda y la inflación, pero la totalidad del impacto probablemente no se materializará antes de 2024”, informó el FMI en su más reciente informe de perspectivas económicas. No obstante, de acuerdo con el texto, si debido a factores como la guerra en Ucrania o un repunte más rápido de China el costo de la vida podría incrementarse.

“Si los precios del petróleo, el gas y los alimentos resultan ser más altos de lo previsto debido a la guerra en Ucrania o a un repunte más veloz de China, el nivel general de inflación podría volver a subir y transmitirse a la inflación subyacente”, prevén desde el organismo.

Según el documento, en aproximadamente 84 % de los países se prevé que el nivel general de inflación sea más bajo en 2023 que en 2022.

Se estima así que la inflación mundial disminuya de un promedio anual de 8,8 % en 2022 a 6,6 % en 2023 y posteriormente a 4,3 % en 2024, niveles aún superiores a los observados en la prepandemia de alrededor de 3,5 %.

“La desinflación proyectada obedece en parte a la disminución de los precios internacionales de los combustibles y las materias primas distintas de los combustibles debido a una caída en la demanda”, explicó la entidad en el documento.

El endurecimiento de la política monetaria que han ejercido los países a lo largo del año 2022 tendrá un efecto de enfriamiento sobre la inflación básica, que descenderá del 6,9 % a 4,5 % hacia el cierre de 2023.

No obstante, dice la entidad, los niveles promedio de la inflación anual general y subyacentes aún estarán por encima de los niveles previos a la pandemia en más del 80 % de las economías.