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El arte uruguayo perdió a una de sus figuras más queridas. Julio Frade, pianista de formación exquisita y humorista entrañable, falleció este viernes a los 81 años. La noticia fue confirmada por allegados, quienes señalaron que “se fue en paz”. Frade comenzó a tocar el piano a los cuatro años y nunca más se apartó de él. Su talento precoz lo llevó a formarse en armonía y solfeo, y más tarde a perfeccionarse en Estados Unidos gracias a una beca que le permitió estudiar en Nueva York y en el Berklee College de Boston. Con apenas 14 años ya se encontraba en los escenarios, participando de la Peña de Jazz y el Círculo Jazzístico. Fue parte fundamental de la modernización de la música uruguaya, integrando agrupaciones, dirigiendo orquestas y manteniendo siempre una profunda conexión con el jazz.

El salto a la televisión y el humor

Si bien la música fue su primera vocación, su rostro se volvió inseparable del humor. En 1962 debutó en Telecataplum y pronto se convirtió en parte de una generación de comediantes que marcó época junto a Ricardo Espalter, Enrique Almada y Eduardo D’Angelo. Programas como Jaujarana, Hupumorpo, Decalegrón o Hiperhumor lo consagraron como actor y creador de personajes memorables. Entre ellos, Abelardito y Adrianita se transformaron en clásicos que aún hoy son recordados por quienes crecieron viéndolos en la televisión.

Un legado entrañable

Tras más de 60 años de trayectoria, Frade había puesto fin recientemente a su programa radial Frade con permiso, luego de cuatro décadas al aire. Su retiro coincidió con el inicio del proceso jubilatorio y su mudanza a un residencial. Su partida deja un vacío difícil de llenar. Julio Frade fue, al mismo tiempo, un músico brillante y un humorista inolvidable. Pero sobre todo, un artista que acompañó con su talento y simpatía la vida cotidiana de generaciones enteras de uruguayos.

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