
Según estadistica de Ministerio del Interior /
Uruguay es el país con mayor cantidad armas de fuego por habitante
De acuerdo a un nuevo informe de Estadística y Criminología Aplicada (Aeca) del Ministerio del Interior que analiza delitos vinculados al uso de armas de fuego, el consumo de drogas y otros “facilitadores de violencia”, se confirmó que Uruguay es el país con mayor cantidad de armas de fuego por habitante en América Latina y una de las tasas más altas en consumo de drogas.
A diciembre de 2024 había 617.327 armas registradas, equivalentes a 17,5 por cada 100 habitantes. Entre 2013 y 2024, las denuncias por delitos relacionados con armas crecieron más de 300%, de 453 a 1.826 casos. Durazno fue el departamento con la tasa más alta de delitos con armas entre 2022 y 2024, con 109,7 cada 100.000 habitantes, en un contexto de disputas entre grupos criminales locales.
El informe señala que las víctimas de delitos con armas son mayoritariamente hombres jóvenes de entre 18 y 28 años, aunque el grupo de 13 a 17 años también presenta una tasa creciente.
En cuanto a los suicidios, Uruguay registra una tasa de 18,8 cada 100.000 habitantes, el doble del promedio regional. El 17,6% se comete con armas de fuego, y los departamentos con mayor incidencia son Treinta y Tres y Cerro Largo.
El consumo de drogas aparece como otro factor de riesgo. El alcohol continúa siendo la sustancia más extendida: lo ha consumido el 89% de las personas entre 15 y 65 años, y más de la mitad en el último mes. En el caso del cannabis, una de cada tres personas lo ha usado alguna vez, con una edad promedio de inicio de 20 años. Solo el 37,4% accede por vías legales, lo que, según el informe, favorece la expansión de un “mercado gris”.
Declaró haber probado cocaína el 8,4%, y el 35% de quienes la consumieron en el último año presenta un uso problemático. La pasta base, en tanto, sigue asociada a contextos de vulnerabilidad extrema, aunque su consumo disminuyó desde 2012. El Ministerio del Interior concluye que la alta disponibilidad de armas y el consumo de drogas actúan como factores que “alimentan la violencia” y subraya la necesidad de fortalecer las políticas de prevención y control.
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