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La final de la Copa Nacional de Selecciones de la Organización del Fútbol del Interior (OFI) entre Lavalleja y San José, jugada el 12 de abril de 2025, terminó en un verdadero escándalo: nueve expulsados, una pelea generalizada, varios lesionados y una imagen triste para el fútbol del interior uruguayo. Todo comenzó tras un partido muy parejo que se fue al alargue, donde San José logró el primer gol y, poco después, un penal convertida por Antúnez selló el 2-0. Fue en ese momento que la tensión explotó: mientras festejaban, jugadores de Lavalleja reaccionaron con violencia, se sumaron suplentes y hasta hinchas, desatando una batalla campal que terminó con jugadores y técnicos golpeados y cortes en la cara, además de la vergüenza de ver cómo la fiesta del fútbol se convertía en caos.

Ante semejante episodio, la OFI actuó con firmeza y anunció sanciones muy duras para ambas ligas. La Liga Minuana de Lavalleja fue la más castigada: no podrá jugar la próxima Copa Nacional de Selecciones, deberá pagar una multa de 100 Unidades Reajustables en 30 días y no podrá ser local durante seis partidos. Por su parte, la Liga Mayor de San José también recibió una multa de 60 Unidades Reajustables, la clausura de su estadio por seis partidos y la pérdida de la localía durante tres encuentros.

Estas sanciones no son solo un castigo, sino un mensaje claro: la violencia no tiene lugar en el fútbol y quienes la provocan deben asumir las consecuencias. La OFI dejó en claro en su comunicado que repudia enérgicamente los hechos y que es fundamental recuperar el respeto y la convivencia dentro y fuera de la cancha. La exclusión de Lavalleja de la próxima copa es histórica y busca sentar un precedente para que nunca más se repitan escenas como las vividas en esta final.

Muchos hinchas y vecinos del fútbol del interior sienten tristeza y bronca por lo ocurrido. El fútbol es pasión, pero jamás puede ser excusa para la violencia. Los jugadores y dirigentes deben ser ejemplo para los más chicos y para toda la comunidad. Ahora, el desafío es aprender de lo sucedido y trabajar para que el fútbol vuelva a ser una fiesta donde todos puedan disfrutar sin miedo.

La decisión de la OFI fue dura, pero necesaria. El mensaje es claro: ganar o perder forma parte del juego, pero la violencia no. Ojalá estas sanciones sirvan para que todos reflexionen y el fútbol del interior vuelva a brillar por su alegría y no por los escándalos.

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