Anotaciones Callejeras
Esta mañana conversábamos con una lectora de nuestro vespertino (dicho sea de paso, nos dijo que lee La Prensa desde hace al menos 40 años); comentaba con evidente amargura en el rostro: "Ustedes que escriben las noticias todos los días, ¿no se sorprenden por la violencia que nos rodea en Salto?". Y la verdad que sí, tuvimos que responderle. Pero quisimos saber más a qué se refería, entonces la dejamos hablar: "fíjese que ahora parece que las bombas molotov están de moda... Y las balaceras en plena calle... Cada fin de semana por lo menos hay un lastimado con cuchillo... Y ni hablar de robos, rapiñas...".
Según esta señora, "son cosas que veíamos en la tele, que ahora son comunes, de todos los días, y acá nomás, una cosa de locos...". En fin, como advierten muchos especialistas en este tipo de cuestiones, si bien es grave para una sociedad que la violencia aumente, lo peor no son los hechos en sí, sino más bien que esa sociedad empiece a verlos como algo normal. Es decir, naturalizar la violencia, es lo realmente grave.
Ayer fue el Día Internacional del Bastón Blanco. El 15 de octubre hace referencia a las personas con discapacidad visual en todo el mundo y fue proclamada en 1980, por la Unión Mundial de Ciegos, en París, Francia. El Bastón Blanco representa independencia, inclusión, accesibilidad. Desde la Asociación de Ciegos de Salto (ACISA), desde hace muchos años se insiste que, en nuestra ciudad, si verdaderamente se quisiera luchar a favor de las personas ciegas y de baja visión, lo más importante sería empezar por despejar las veredas. Hay que recordar que incluso existen normas que indican cuántos son los centímetros, desde la pared, que pueden ser ocupados por pizarrones, cajones de mercadería, etc. Pero claro, la realidad indica que poco se respeta. Alguien nos decía ayer: "para quienes vemos normalmente, en algunos lugares es un peligro tener que bajar la vereda, lo que debe ser para quienes no ven...".
Basta recorrer los diferentes barrios de la ciudad para comprobar que, junto con la primavera, llegó también el trabajo de mucha gente por mejorar y embellecer sus jardines. Desde el barrio Talleres Norte, hace unos días nos hablaba un lector sobre este tema. Por un lado destacaba (y hasta nos enviaba fotos) de la belleza de algunos jardines en el frente de las casas. Pero a su vez, planteaba una preocupación: los caballos sueltos en la vía pública. Y nos contaba que en algunos de esos jardines arreglados con tanto esmero y que no tienen rejas, "ya han hecho estragos los caballos". Agregaba: "y por supuesto que después los animales se van y nadie se hace cargo, como si no fueran de nadie, nadie se hace responsable...".
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