Demasiada torpeza
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Por el Lic. Fabián Bochia
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fbochia@laprensa.com.uy

Hay una especie de liviandad en el gabinete que ahora empieza a saltar cuando las papas queman.
La violencia narco, extendida en toda América Latina, llegó a Uruguay y como no podía ser de otra manera avanzó a placer pues nadie creía que pasara. Hay errores de todo tipo. Algunos que rozan la idiotez. De todos lados. El Frente Amplio vive preocupado por decir compañeras y compañeros, todas y todos y presenta un programa que choca con la realidad y ya está saltando a la vista. Hay que dejarse de pavadas del todas y todos y empezar a construir en serio, claro que hay gente que sabe y puede hacerlo mejor, pero hay otras que parece que vienen de vivir en Narnia. Pero llama la atención la oposición, sobre todo algunos senadores blancos, con razón Lacalle Pou se divierte a la interna. Le enrostran al ministro del Interior, el Dr. Carlos Negro, las muertes que se cuentan a manos llenas en todo el país crímenes sobre crímenes, como que en la época anterior no muriera nadie. La gente no quiere peleas mediáticas entre senadores sino soluciones ¿De qué sirve contar las muertes como chicana política? Llama la atención tanta chatura. Si el ministro es el Dr. Negro y se sabe es un hombre formado, todos detrás de él para solucionar los problemas, salvo que demuestre una extrema torpeza o no tener probidad moral para el cargo. Fue años fiscal, sabe de todo ese mundo, y no va a dejar que las cosas pasen por gusto, porque además, mirando al Frente, quién sería mejor. Pero es deber de todo buen uruguayo apoyar al ministro y encolumnarse detrás de esa Cartera de Estado para solucionar el primer problema de los uruguayos que es la inseguridad. Ya llegarán tiempos de pasar lista y contar fracasos para mostrarlos a la comunidad.
En los últimos años se ha seguido la estrategia de darle fondos al Ministerio del Interior, patrullar, agarrar, llevar a la Justicia y luego poblar las cárceles. Este sistema viene fracasando olímpicamente pero parece que no hay otro. La reeducación carcelaria huelga y la reincidencia de los ex convictos anda en setenta por ciento lo que implica asumir que casi todos los que caen entre rejas están perdidos. Y el delito sigue adentro de la prisión y afuera de la prisión. Hay un concepto sociológico que dice que la cultura de la cárcel comienza a extenderse a la sociedad con todo lo que esto implica y genera y es cierto, habría que hilar más fino en este punto.
El tema de la caída de miles de personas por la venta de drogas, las famosas bocas, ha llevado por ejemplo no solo al incremento de la cantidad de presos, sino a un crecimiento sustancial de la cantidad de mujeres, sobre todo jóvenes, y con ello va enganchado el niño que termina viviendo una situación de prisionización cuando, pobrecito, no tiene ninguna culpa. El Uruguay pasó de trece a catorce, quince, dieciséis mil personas privadas de libertad y suma y sigue y el problema en vez de achicarse creció. Quizás por allí, por la atención de las personas en situación de cárcel y obviamente de vulnerabilidad social se pueda encontrar una luz que hoy no asoma por ningún lado.
Pero lo cierto es que al tema de la cárcel y al tema de la inseguridad en general el país no le está encontrando la vuelta y el tiempo pasa, los cadáveres se cuentan por cientos producto de crímenes y la sociedad paga el pato de una cadena de torpezas que todos los partidos, todos los políticos, vienen protagonizando en los últimos años y termina pagando el pueblo en el deterioro sustancial de su calidad de vida.
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