Con compromiso y trabajo Salto volverá a brillar
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Por José Pedro Cardozo
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director@laprensa.com.uy
Salto supo ser, durante décadas, la joya del Litoral uruguayo. No solo por su ubicación privilegiada, su producción, su historia y su gente, sino también por una identidad forjada en el esfuerzo colectivo y el orgullo de pertenencia. Recuperar ese brillo no es una consigna nostálgica: es una responsabilidad histórica. Hoy, con el inicio de una nueva etapa de gobierno departamental encabezada por el intendente Carlos Albisu, se abre una oportunidad concreta para volver a poner de pie al departamento y a su capital. Tarea que se debe realizar con seriedad, transparencia y una mirada puesta en la felicidad de los hijos de esta tierra.
El primer paso, tan básico como imprescindible, pasa por ordenar la casa, Albisu lo ha repetido con claridad y ya algo a logrado. Vemos a municipales trabajando con entusiasmo, responsabilidad-
El acceso al fideicomiso que permitirá enfrentar una deuda heredada cercana a los 37 millones de dólares no es un triunfo político, sino un acto de responsabilidad. Regularizar obligaciones pendientes, cumplir con más de 300 empresas salteñas, nacionales y extranjeras, que sostuvieron a la Intendencia durante años, es una señal clara de respeto por la palabra empeñada y por la economía local. Sin orden financiero no hay futuro posible, y ese mensaje fue entendido y respaldado.
Pero ordenar no es solo pagar deudas; es recuperar capacidad de gestión. El financiamiento permitirá recomponer el equipamiento básico de la Intendencia, maquinaria y camiones que son herramientas esenciales para gobernar.
Durante demasiado tiempo se dejó caer lo elemental, afectando servicios, obras y la vida cotidiana de los vecinos. Recuperar avenidas, calles y caminos, tanto urbanos como rurales, no es una promesa grandilocuente: es devolver dignidad y funcionalidad a un departamento que merece más.
El plan de obras anunciado es ambicioso, pero sobre todo ejecutable. Intervenciones en arterias clave como Manuel Oribe, Pascual Harriague, Rodó, Concordia o Gobernador de Viana, mejoras en barrios, caminería rural, el cierre del vertedero a cielo abierto y obras sociales largamente reclamadas, en centros poblados de zonas rurales, hablan de un gobierno que promete escuchar y priorizar. No se trata de cemento por el cemento mismo, sino de calidad de vida, integración y desarrollo.
Un aspecto central de esta etapa es el compromiso con la transparencia. La rendición anual de cuentas, el control del Tribunal de Cuentas, la licitación pública y la conformación de una comisión de seguimiento con representación política fortalecen la institucionalidad y revalorizan el rol de la Junta Departamental. Gobernar bien también es gobernar con controles, con información clara y con respeto por las reglas.
El respaldo de ediles de distintos partidos demuestra que, cuando el objetivo es el bien común, las banderas pueden quedar en segundo plano. Salto no necesita divisiones estériles, sino acuerdos responsables. Y también es saludable reconocer a quienes discrepan: el debate y la diversidad son parte esencial de la democracia.
Hay razones para la esperanza. Salto tiene recursos, talento, historia y una comunidad que quiere salir adelante. Solo hace falta trabajo serio y responsable, poniendo por delante a la gente y, especialmente, a las nuevas generaciones. Si ese camino se sostiene, Salto puede y debe volver a brillar, no como un recuerdo del pasado, sino como una realidad del presente y una promesa firme de futuro.
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