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El delirio argentino es un claro ejemplo de lo que no debe hacerse en economía. Porque sumó todas las medidas que en los países serios, se descartan. Porque está comprobado que generan un efecto contrario al que se  pretende lograr. En la economía, de cualquier país, la transferencia de recursos es un factor clave para el desenvolvimiento de la población, de los ahorristas y los denominados agentes económicos, amén de las empresas que son claves en generar riqueza y empleo. 

Las transferencias que se derivan de un sector a otro puede ser una consecuencia natural del mercado sin la intervención del Estado o con una intervención moderada, redireccionado recursos o  en lo indeseable de los  regímenes de economía colectivizada, con todo dependiendo del Estado, incluso como empleador único.

Pero para ello, se debe partir de la realidad de tener una base de recursos o de generarlos que permitan esa transferencias con su propio autosustento, funcionando como como agente catalizador para multiplicar recursos y generar un circuito virtuoso. Un principio que todos pueden ver no alientan los regímenes populistas que se han dado en América Latina, que como en la Argentina, ponen la carreta delante de los bueyes con el énfasis en la redistribución como un agente mágico que solucionará los problemas de desigualdad y marginación. Lamentablemente la realidad es siempre mucho más compleja que el voluntarismo que también hemos visto propone, impulsa la izquierda populista en nuestro país.  Solución, que  a la vista está,  que en realidad lo que multiplica es la pobreza. Algo que es notorio se ha dado en Argentina, donde los índices de pobreza e indigencia se han disparado en  forma alarmante, mientras en nuestro país, que vivió la misma crisis sanitaria con un manejo mas racional e inteligente,  logro manejar la situación y los índices de pobreza se mantuvo en el orden del 11,6% y de0,4% de indigencia.

La pobreza, sin duda alguna, siempre es consecuencia de múltiples factores que hay que atacar. No alcanza con la asistencia y  transferencias monetarias, y está muy claro que la economía de un país no crece ni se arregla dándole dinero a la gente, sino que lo deseable es generar trabajo y con ello, oportunidades reales de salir con dignidad de la pobreza.

En el caso de vecino país, las transferencias directas, los planes sociales y los subsidios como asistencia estatal, más que un remedio generaron mayores problemas, al sumarse problemas como la marginación, la falta de empleo, carencias en educación, formación y valores para tener la voluntad de integrarse al mercado de trabajo, entre otras carencias.

Esas realidades, son las que deben atender las acciones de la clase gobernante y política, apuntando a alentar condiciones que alienten la inversión y la creación de empleos genuinos, que es lo único que vale a la hora de generar y distribuir recursos, alentando la creación de un círculo virtuoso en la economía.

Mientras tanto entre toda la desgracia que vive el vecino país, de este lado del río observando la realidad del país hermano, debemos entender, asumir, que no hay recetas populistas, voluntaristas que es notorio,  desde ámbito de la central sindical del PIT-CNT en eje y apoyo en el Frente Amplio, se proponen como “la solución” para todos los problemas del país, mientras un día sí y otro también, ponen trabas al trabajo en ámbitos fundamentales de la economía nacional, como en  los frigoríficos, puerto de Montevideo, mientras sus gordos dirigentes, pagan entradas de 600 dólares para ver finales de torneos continentales y lucen ropas de costosas grifas, mientras golpeándose el pecho, afirman que “ ahora están pasando mal”.. Son los mismos que pasan años, sin firmar ni trabajar, por ser dirigentes sindicales y manejar recaudaciones millonarias que le aportan los trabajadores sindicalizados que si cumplen con las 8 horas diarias…

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