Salto eligió: Albisu ante el desafío de la reconstrucción
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Por Jose Pedro Cardozo
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Tras una jornada electoral marcada por la alta participación, el orden y la alegría ciudadana, el departamento de Salto ha dejado en claro su deseo de un cambio. La victoria de la Coalición Republicana, con Carlos Albisu como nuevo intendente, no solo representa una alternancia en el poder, sino también una señal clara de una ciudadanía que busca una nueva forma de gobernar, luego de más de una década bajo administraciones del Frente Amplio.
El resultado electoral marca un hito político. La estrategia electoral desplegada por la Coalición Republicana resultó efectiva para impedir la continuidad de un modelo de gestión liderado por el “Encuentro Federal Artiguista” (EnFA), agrupación fundada por Andrés Lima dentro del Frente Amplio, que postuló esta vez a su hermano Álvaro Lima como candidato. Este intento de perpetuación familiar y política fue interpretado por muchos como una expresión de ambición personal más que como una propuesta sólida para el desarrollo del departamento.
La derrota del EnFA también refleja el desgaste de una gestión marcada por la ineficiencia, el desorden administrativo y el abandono de áreas clave para el desarrollo del departamento. La promesa de un gobierno distinto, liderado por Albisu y respaldado por un equipo técnico y profesional, despierta una renovada esperanza entre los salteños. La expectativa es alta, y no es para menos: se abre una oportunidad real para reconstruir Salto.
Albisu, una figura conocida en la comunidad, llega con el respaldo no solo de las urnas, sino también del reconocimiento ciudadano como un hombre serio, humano y comprometido. Su desafío es enorme. Enfrenta un departamento con múltiples carencias: calles deterioradas, veredas rotas, caminería interior en mal estado, y un sistema de recolección de residuos y limpieza claramente deficiente. A ello se suma un parque automotor municipal reducido, sin mantenimiento ni repuestos, lo que ha limitado severamente la capacidad operativa de la intendencia.
Aún más grave es el abandono del patrimonio cultural y turístico. Los museos cerrados o ignorados, el zoológico clausurado y dejado en el olvido, y el incumplimiento de la promesa de transformar ese espacio en un parque público, son ejemplos del desinterés hacia el acervo cultural. El turismo, un motor económico natural para Salto, ha sido desatendido al punto de dejarse perder activos como el hotel municipal de las Termas del Arapey, con enorme potencial para generar empleo y atraer inversiones.
Este escenario, sin embargo, no debe desalentar. Por el contrario, es el punto de partida para una recuperación necesaria. La llegada de un nuevo equipo con visión de futuro, capacidad técnica y voluntad de gestión, representa la posibilidad de ordenar las cuentas, recuperar los servicios, revalorizar el patrimonio y volver a posicionar a Salto como un polo regional de desarrollo.
La Coalición Republicana demostró que, cuando actúa unida, puede ser una alternativa sólida no solo en Salto, sino a nivel nacional. Si esta fórmula hubiese sido replicada de forma más consistente en todo el país, los resultados podrían haber sido aún más contundentes. Lo cierto es que el mensaje es claro: la ciudadanía está dispuesta a confiar en propuestas que apunten al cambio real, con responsabilidad y compromiso.
El nuevo gobierno departamental tendrá que demostrar que el cambio no es solo un discurso, sino una hoja de ruta. Salto necesita recuperar la confianza, atraer inversiones y, sobre todo, devolverle el orgullo a sus ciudadanos. Es tiempo de trabajar, con humildad, eficiencia y visión, para que el departamento vuelva a crecer y los salteños vuelvan a sentirse parte de una comunidad pujante y bien gobernada.
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