El Hotel Municipal de Arapey
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Por Mario Kroeff Devincenzi
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mkroeff@laprensa.com.uy

Yo creo que fue una gran decisión concesionar el Hotel Municipal de Termas del Arapey para que una empresa privada se encargue de su restauración, equipamiento y lo ponga en funcionamiento en breve. La intendencia no tiene el dinero para hacerlo además no tiene la capacidad para gestionarlo de manera que entregarlo a una empresa que además tiene experiencia y tradición hotelera en el propio centro termal es un acierto en especial. Obviamente que quedan por detrás los pruritos ideológicos de la propiedad y gestión del Hotel en manos de la Intendencia de Salto, de propiedad pública.
Siempre fue muy difícil y cara la gestión hotelera de la intendencia en medio de la competencia en el Paraíso Termal con otras ofertas similares, el personal que funcionaba en código de empleado público, con el sindicato marcando a presión los lugares y momentos de los trabajadores, sin flexibilidad en la prestación de los servicios, y con un mobiliario y equipamiento de corta vida útil y sin mantenimiento adecuado ni recambio periódico, el sistema de reparaciones era complejo y lento, no todo era rápido y posible. Las habitaciones no estaban todas disponibles, los baños no funcionaban como correspondía, había defectos de construcción, los cortinados de baño a veces daban fastidio. Los desayunos al final no estaban incluídos en la tarifa del hotel, por lo que se debía abonar aparte y en efectivo en la cafetería, un problema que jamás se arregló. El lavadero también era un drama, las toallas y sabanas primero lavadas en tiempo y forma por un lavadero privado al que se contrataba el servicio luego derivó en un lavadero de gestión propia que fue un dolor de cabeza de operadores y máquinas. En fin el hotel francamente era un cero estrellas para el mercado, una opción por lo menos barata, elegida por un publico en especial a ese tipo de ofertas medio decadentes, que les permitía protestar a piacere para luego irse contentos.
Debido a lo relatado, que lo sufrí en carne propia, cerrado el hotel durante la pandemia, su estado terminó casi ruinoso. El costo de la restauración no me imagino a cuanto llegaría, dicen que la empresa concesionada invertirá en el entorno de los U$S 2 millones, a mi me parece incluso poco. Ese dinero no lo dispone las arcas del tesoro central ni ahora ni el futuro próximo por lo que resulta evidente que es bienvenida y apreciada la inversión privada, teniendo en cuenta la restauración que revitaliza la experiencia turística en el Paraíso Termal del Norte del Uruguay.
Si las cabañas y los bungalows, además del camping, esos si en manos de la Intendencia se pusieran finalmente a tono, en modalidad y estética, se completaría la oferta de calidad y atractiva de principal destino turístico de Salto. Se que las nuevas autoridades están en el tema y trabajan para poner en orden las cosas, desde las pequeñas hasta las grandes. Parece mentira pero es fundamental, aunque parezca sencillo y elemental, la limpieza del predio, el corte de pasto, el mantenimiento de jardines y la iluminación, la caminería interna, la recolección de basura, la seguridad, los servicios complementarios de gastronomía, el estado y variedad de las piscinas, el manejo del agua caliente. La complementación entre lo privado y lo publico resulta vital para la recuperación y el desarrollo del principal centro termal del Uruguay.
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