Está confirmado, lo venimos diciendo desde hace tiempo. La intendencia tiene un gran presupuesto acotado y limitado. Un gran porcentaje destinado al rubro cero, los salarios de todo el personal y a los gastos fijos de mantenimiento del sistema. El saldo repartido en gran medida para pagar el servicio de la enorme deuda que posee a proveedores varios, organismos bancarios y el Fideicomiso Dayman, que todavía falta pagar algunas cuotas. Aproximadamente 2000 millones de dólares. Queda muy poco, una miseria para hacer obras y atender contingencias extraordinarias.

En efecto, se pueden pagar los sueldos mensualmente sin mayores problemas, a veces hay sustos por imprevistos pero los salarios están asegurados. La deuda se paga puntualmente y está garantizada básicamente con los ingresos del Sucive.

Pero hasta aquí llega la cosa, no hay para más y por mucho tiempo. Los gastos de la intendencia no bajarán sustancialmente, sobre todo por que son salarios y subsidios en los que no hay consenso publico en rebajar y recortar, no es tolerable mandar gente al desempleo ni aumentar el precio del boleto ni las entradas a Termas ni dejar de prestar servicios tan tradicionales como inauditos. Ya fue un escándalo la decisión de Albisu de cesar 291 funcionarios contratados y colgados a destiempo ni tantos otros monotributistas de la plantilla municipal, así que este camino esta agotado. El gasto esta fijo y consolidado.

La deuda es enorme y también indiscutible, no se puede declarar default ni moratoria alguna. También este gasto del servicio de la deuda es inevitable y una pesada cruz que desvela a las autoridades.

Entonces, gastos fijos y deuda que se llevan casi toda la torta presupuestal, como se puede encarar el desafío de invertir en el desarrollo departamental tan postergado que vivimos los salteños: la reconstrucción a nuevo de las grandes avenidas, la transformación del vertedero municipal, la puesta a punto de las calles urbanas y la caminería rural, el saneamiento de Termas del Dayman, devolverle el viejo esplendor al Salto señorial que supimos ser…

Para hacerlo en los tiempos que corren hay que pedir plata prestada, como sucede en toda familia, hay que encarar el crédito que corresponda y más conveniente al bolsillo familiar, para financiar las obras de la casa y acomodar el futuro de los hijos. Si hay un adecuado sistema de sistema de ingresos del núcleo familiar, la capacidad crediticia está garantizada por lo que hay margen de maniobra, el plazo de repago previsto de 20 años por lo que se afronta el pago en cómodas cuotas anuales. La relación deuda e ingresos de la Intendencia de Salto es razonable y menor a los índices de alerta preocupantes que alcanzan otras economías o clientes. Hay garantías sólidas para el emprendimiento a través de los ingresos del Sucive a través de impuestos y tasas municipales. Se destinarán además solo el 7% de los ingresos anuales destinado al repago de la deuda contraída, es decir menos del 10 por ciento del total anuales para el pago de deuda, es como pagar el alquiler de una vivienda o el mantenimiento de la cuota alimentaria de un hijo.

Así las cosas y para hacer lo que se tiene que hacer es que se precisan los U$S60 millones solicitados y a 20 años de plazo. 55% de ese monto para hacer obras tangibles y concretas. 40% para cambiar deuda a largo plazo, ordenar y despejar la cancha, es decir hacer menos pesado el manejo cotidiano de la hacienda departamental y liberar recursos a otras inversiones prioritarias. Entonces no se genera deuda nueva, se difieren a largo plazo los montos, el endeudamiento no crece. Las previsiones municipales son auspiciosas, el crecimiento del departamento asegura el cumplimiento de las obligaciones contraídas y la capacidad del intendente Albisu y el equipo técnico garantizan las obras que tanto anhelamos.

A buena hora y tiempo la solicitud de fondos de la Intendencia a través de la Junta Departamental que se discutirá y votará en el Plenario en la noche de hoy.