Una solución mediocre y de tiempo imprevisible
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Por el Dr. Julio M. Sanguinetti
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Ex presidente de la República

Para el Frente Amplio el tema fue siempre político y todo se ha resuelto en ese terreno. Siempre fue político porque el proyecto Arazatí era iniciativa privada y por lo tanto quedaba descalificada ante una visión pobremente estatista. Si el proyecto hubiera sido de OSE, a todos les hubiera parecido fantástico, aunque el organismo tiene poca espalda financiera. Esto no es futurología. Es la realidad de un partido de gobierno que vive en tensiones constantes entre sus modos distintos de mirar el Estado y la economía nacional, los remanentes de su arcaico socialismo y las exigencias de la realidad.
El consorcio empresarial, naturalmente, tiene que reacomodar su rumbo y lo hará, pero la decisión política es gubernamental y no privada, como era en cambio Arazatí.
Sin entrar en tecnicismos que nos superan, está claro que seguir dependiendo de las posibles sequías del río Santa Lucía no es la mejor perspectiva. Aunque las obras anunciadas mejoren la situación, seguimos atados a una sola fuente, cuando todo indica que las mayores necesidades de agua y la recurrencia de los períodos sin lluvia ponen a la capital en riesgo de desabastecimiento.
El tema solo sería un cálculo teórico si no hubiéramos vivido una situación de crisis hace tan poco. Como lo expresa el viejo refrán, todos los huevos en una sola canasta nunca es lo más seguro.
Mirando hacia otros aspectos, nos encontramos con que si antes había objeciones por las 300 hectáreas que ocupaba la reserva de agua en el proyecto Arazatí, ahora resulta que serán 3.000 las inundadas por el proyecto Casupá. ¿Está asegurada la situación con todos los propietarios? El daño ambiental, ¿no es mucho mayor?
En el mismo ámbito, nos encontramos también con el sacrificio de monte natural. El reclamo era la afectación de 100 hectáreas en el viejo proyecto. Ahora serán 400. Si el hoy Ministro Ortuño poco menos que se cortaba las venas en el caso anterior, ¿hoy qué dice?
En el plano económico, estamos todavía en una nebulosa. El presidente de OSE, que es persona técnicamente solvente, no se ha atrevido a dar números. Se habla de un “ahorro”, usando una palabra que nada tiene que ver, porque el tema no es el dilema gasto-ahorro. Es más inversión en una solución mayor o menos inversión (no sabemos cuánto menos) para una solución también de menor porte. No se trata de ahorro, sino de invertir menos en una solución también menor.
Lamentamos el modo como se ha producido el cambio. Es un acto de intransigencia política. El Frente se siente atrapado en su prédica anterior y ata al gobierno, que se introduce en un laberinto de imprevisibles riesgos, con altísimos niveles de improvisación. No se habla del tiempo que llevará completar el proceso anunciado. Con todo pronto para arrancar el de Arazatí, precisa unos tres años. ¿Cuánto va a precisar este, en que no tenemos idea ni del costo? Hoy, es imprevisible. Ni Ferrari ni Ruibal se han animado a dar fechas precisas. Los entendemos.
A partir de ahora, nuestra mirada será hacia el cielo. Para que siga regalándonos las lluvias necesarias. Es triste en un tiempo de desarrollo tecnológico como el que vivimos.
Todo muy mediocre. Muy de política menuda en temas mayores. Una lástima.
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