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Cafés de especialidad que conquistan esquinas, paladares y costumbres durante todo el año

En los últimos tiempos la ciudad de Salto ha sido testigo de un fenómeno urbano y cultural, la expansión imparable de los cafés de especialidad. Más allá de una simple moda pasajera, estos espacios se han convertido en verdaderos puntos de encuentro, en donde el aroma, sabor y la textura del café son protagonistas de una experiencia que trasciende la bebida en sí misma.

Café con identidad, origen, técnica y ritual

Lejos de la simple taza convencional, en Salto se han instalado locales que trabajan con café de especialidad. ¿Qué significa esto? Que cada grano que se sirve ha sido cuidadosamente seleccionado según su origen, tipo de tueste, aroma, cuerpo y sabor. La preparación también es parte del arte, el barista no solo sirve café, sino que domina técnicas como el espresso perfecto, el filtrado manual o el cold brew, según el clima y la ocasión. “El café es mucho más que cafeína. Es una bebida que requiere conocimiento, precisión y pasión”, comentó una de las dueñas de estos locales.

Esquinas con identidad propia, el auge de los “clubes del café”

Uno de los cafés más emblemáticos se ubica en una esquina céntrica de Salto, donde diariamente se forma una fila de personas esperando su turno para degustar su bebida favorita. Este lugar, y otros similares, se han ganado el apodo de “club del café” o “café club”, en referencia al ambiente íntimo y acogedor que ofrecen, donde la decoración, la música y el trato personalizado crean un universo propio.

En estos cafés, el ritual no termina en la bebida. Es habitual que el café se acompañe con un vaso de agua, jugo de naranja natural y una porción dulce o salada como medialunas, tostadas artesanales o pequeños postres, elevando la experiencia a un nivel gourmet.

Una bebida que no conoce estaciones

Aunque muchas personas asocian el café con el invierno, lo cierto es que en Salto esta bebida se consume durante todo el año. “El café no es una bebida estacional. En verano, por ejemplo, se adapta con preparaciones no tan calientes.

Este cambio en la percepción del consumo también refleja una transformación cultural. El café ha dejado de ser solo una bebida funcional para convertirse en una pausa placentera, en un punto de encuentro, en una excusa para conversar, leer o simplemente observar la ciudad desde una ventana con una taza en mano.

Una moda con sabor a permanencia

Todo indica que el café llegó para quedarse. No solo como tendencia gastronómica, sino como parte de un estilo de vida. En Salto, las esquinas con aroma a café ya forman parte del paisaje urbano, y lo que comenzó como una moda, se está consolidando como un hábito cotidiano que une generaciones, momentos compartidos, sabores e historias.

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