
Una batalla ganada /
Salteña accede a medicamento de alto costo gracias a fallo judicial
El Dr. Gabriel Cartagena logra una sentencia favorable que obliga al Ministerio de Salud Pública y al Fondo Nacional de Recursos a entregar Rituximab a paciente con enfermedad grave. Una vez más, el derecho a la salud fue defendido en los tribunales. Esta vez, el protagonista es el Dr. Gabriel Cartagena, abogado salteño, quien consiguió una sentencia favorable para una paciente de 48 años diagnosticada con una grave enfermedad neurológica. El fallo obliga al Ministerio de Salud Pública y al Fondo Nacional de Recursos a financiar el medicamento Rituximab, cuya cobertura había sido previamente negada.
La acción judicial marca un hito en la lucha por el acceso equitativo a medicamentos de alto costo en Uruguay, y reaviva el debate sobre la actualización del catálogo de drogas financiadas por el sistema público.
Rituximab, una droga que puede cambiar vidas
La paciente, conocida como Mari, padece neuromielitis óptica, también conocida como enfermedad de Devic, una dolencia desmielinizante que ataca la médula espinal y el nervio óptico. Si no se trata adecuadamente, puede derivar en ceguera o parálisis total. Según el equipo médico encabezado por los doctores Luis Rodríguez, Benelli y Finossi, el único tratamiento con resultados positivos en este tipo de casos es Rituximab.
El medicamento, sin embargo, tiene un costo elevado, unos 80 mil pesos uruguayos por dosis, que deben repetirse cada seis meses por un período de dos a cinco años. Ni el Ministerio de Salud Pública ni el Fondo Nacional de Recursos incluían Rituximab en su listado de medicamentos financiables, lo que llevó a la negativa de cobertura.
De la negativa administrativa al camino judicial
El Dr. Cartagena explicó que esta acción legal se presentó como una demanda ordinaria, a diferencia de otros casos similares tramitados por la vía rápida del recurso de amparo. Esto se debió a que el reclamo superó el plazo legal de 30 días desde la resolución administrativa. La demanda se presentó en Montevideo, sede tanto del Ministerio como del Fondo Nacional de Recursos, pero gracias a las herramientas tecnológicas disponibles, las audiencias se pudieron llevar a cabo vía Zoom, sin que la paciente tuviera que viajar desde Salto.
“El proceso incluyó audiencia de conciliación, demanda civil y testimonios de médicos tratantes”, explicó Cartagena. “Gracias a su rol como testigos calificados, pudimos probar ante el juez que la medicación no solo era necesaria, sino vital”.
Un precedente poderoso
El fallo a favor de Mari no es el primero que obtiene el Dr. Cartagena. Años atrás, también representó a una adolescente salteña en una situación similar, logrando que se le administre Rituximab a través de una acción de amparo. Esa joven, que en su momento estaba quedando ciega, hoy lleva una vida normal, estudia y tiene pareja. Ese antecedente fue incluso citado por el juez en el fallo actual como parte de la jurisprudencia relevante.
“Cada caso ganado representa no solo una victoria legal, sino una mejora directa en la calidad de vida de una persona y su familia”, comentó Cartagena. “Y es también una señal para otras familias que enfrentan situaciones parecidas: hay caminos para luchar por la salud”.
El rol crucial del equipo médico
El éxito de este tipo de acciones judiciales no solo recae en el abogado, sino en un trabajo en equipo. El Dr. Cartagena fue enfático al reconocer el papel de los profesionales de la salud: “Los médicos que diagnostican y testifican tienen un rol fundamental. Ellos validan científicamente la necesidad de la medicación, y su palabra es clave para convencer al juez”.
Además, destacó el compromiso del centro médico local, que en este caso respondió rápidamente y colaboró para que el trámite se llevara adelante sin dilaciones. “Hay que decirlo claramente: el centro médico no es el responsable de la negativa. Ellos simplemente no pueden costear un tratamiento que no está autorizado por el Fondo Nacional de Recursos. Por eso hay que ir al Ministerio, y si este también lo niega, queda solo el camino judicial”, explicó.
¿Y ahora qué? Posibles apelaciones y el camino hacia el cambio estructural
Aunque el fallo es favorable, aún cabe la posibilidad de que el Ministerio de Salud Pública presente una apelación. Sin embargo, según explicó Cartagena, la entrega del medicamento no se suspende durante el proceso de apelación, por lo que la paciente ya puede comenzar su tratamiento.
“Los fundamentos del fallo son sólidos. Hablan del estado de salud de la paciente, su edad, su evolución clínica, y el impacto positivo que Rituximab tiene en su calidad de vida. Todo eso se tuvo en cuenta y está bien documentado”, añadió.
Para Cartagena, esta situación pone de relieve la necesidad de actualizar el catálogo de medicamentos del Fondo Nacional de Recursos. “Rituximab es uno de los fármacos con más sentencias favorables en todo el país. No tiene sentido que aún no esté incluido oficialmente”, opinó.
Lo que deben saber otras familias en situaciones similares
Según explicó el abogado, para que estas acciones tengan éxito hay varios elementos clave:
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Que el ingreso familiar sea de clase media o baja, lo cual justifica la imposibilidad de costear el tratamiento.
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Que la medicación tenga un costo elevado.
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Que exista un diagnóstico médico claro y específico que indique que esa droga es la adecuada.
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Y lo más importante: que los médicos estén dispuestos a testificar en el proceso judicial.
“Si las familias actúan dentro de los primeros 30 días desde la negativa administrativa, se puede hacer un recurso de amparo, que es más rápido. Si no, el camino es la demanda ordinaria, que lleva más tiempo, pero también puede dar resultados positivos”, señaló.
Salud, justicia y humanidad
Este caso representa mucho más que una victoria legal. Es la prueba de que el sistema judicial puede, en determinadas circunstancias, funcionar como un puente entre el derecho y la necesidad humana más básica, la salud.
Para la paciente y su familia, este fallo significa una nueva oportunidad. Para la sociedad, es un recordatorio de que detrás de cada expediente judicial hay una historia, una persona, una vida.
“Uno se siente satisfecho no solo por lo profesional, sino por lo humano”, concluyó el Dr. Cartagena. “Esta victoria es de todos los que creen que la salud no debe ser un privilegio, sino un derecho”.
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