La tensión entre Israel e Irán alcanzó niveles alarmantes esta semana, con una escalada de violencia sin precedentes que amenaza con desatar una guerra total en Medio Oriente. Lo que comenzó como un intercambio de ataques aéreos y misiles ha derivado en declaraciones incendiarias, muertes de altos mandos militares, y ataques directos a instalaciones nucleares iraníes, marcando un punto de inflexión en el ya volátil equilibrio regional.

Desde ayer, la población israelí ha debido refugiarse ante una intensa oleada de misiles y drones lanzados por Irán, en respuesta a una ofensiva israelí que golpeó en el corazón del programa nuclear iraní. Israel aseguró haber eliminado a nueve científicos vinculados al desarrollo de armas nucleares y a tres altos comandantes militares, entre ellos, el general Mohammad Bagheri, responsable máximo de las fuerzas armadas iraníes.

El ministro de Defensa de Israel, Israel Katz, advirtió de forma tajante: “Si Khamenei continúa lanzando misiles contra el frente interno israelí, Teherán arderá”. Sus palabras, pronunciadas tras una reunión con el jefe del Estado Mayor, reflejan la determinación del gobierno israelí de escalar las represalias si continúa la agresión iraní.

Por su parte, Irán no tardó en responder. A través de su televisora estatal, reportó la activación de sistemas antiaéreos en varias ciudades, mientras su líder supremo, el ayatollah Alí Khamenei, juró que no dejará impune lo que calificó como un “gran crimen”. Las autoridades iraníes confirmaron la muerte de al menos 78 personas y más de 300 heridos como consecuencia de los ataques israelíes.

Este nuevo episodio de violencia se da en un contexto ya frágil, con Israel aún en guerra con el grupo Hamas en Gaza desde octubre de 2023. La ofensiva israelí, denominada “León Ascendente”, parece marcar un cambio estratégico, al extender el conflicto más allá de las fronteras palestinas y enfrentar directamente al principal aliado de Hamas: la República Islámica de Irán.

En el plano internacional, el expresidente estadounidense Donald Trump intervino con un mensaje que combina presión y advertencia: “Irán debe hacer un trato antes de que no quede nada”, advirtió, en referencia al estancado acuerdo nuclear.

En tanto, el papa León XIV pidió “responsabilidad y razón” a ambos bandos, y exhortó a buscar caminos de reconciliación que eviten una catástrofe mayor. Su llamado refleja la preocupación de buena parte de la comunidad internacional por el riesgo de una guerra regional con consecuencias globales.

La posibilidad de una escalada prolongada entre Israel e Irán, con capacidad militar significativa en ambos lados y múltiples aliados en la región, pone al mundo ante una encrucijada: detener el avance hacia una guerra abierta o resignarse a ver cómo la violencia se convierte, otra vez, en el único lenguaje en Medio Oriente.