
Johann Strauss: 200 años del rey del vals que conquistó Viena y el mundo
Este viernes en el Teatro Larrañaga, como parte del repertorio del Conservatorio Departamental de Música, se escucharon varias piezas de Strauss. Fue un homenaje en el año en que se cumplen los 200 años de este notable músico. Y fue también la oportunidad para que más de una persona lo descubriera (o re descubriera) y se sorprendiera gratamente.
Pasa que muchas veces la música del momento (hoy penosamente abunda la “descartable”) eclipsa a los clásicos. Pasa además que hay un prejuicio en pensar que “la música clásica es aburrida”, hasta que de pronto se encuentra con El Danubio Azul y cambia esa idea. Pero además, pasa que los clásicos pagan ese alto precio: que todos hablan de ellos, pero pocos lo han escuchado. Y esto ocurre en todas las artes. En literatura por ejemplo, la gente suele decir que Shakespeare, Cervantes son los mejores de todos los tiempos; ¿y qué se lee de ellos?
En fin, desde esta página hoy prolongamos el aplauso que empezó anoche en el Teatro Larrañaga hacia la actuación de alumnos del Conservatorio Departamental de Música de Salto, y nos sumamos al homenaje con los siguientes párrafos.
Un legado musical que perdura en el tiempo
En octubre se cumplen 200 años del nacimiento de Johann Strauss, el compositor inmortal de melodías icónicas como "El Danubio Azul", un vals que trasciende generaciones y se ha convertido en la banda sonora por excelencia de celebraciones, desde bodas hasta cumpleaños de quince. Su música, sinónimo de alegría y elegancia, sigue resonando con fuerza en Viena y en cada rincón del planeta, consolidándolo como un emblema cultural austriaco, codeándose con figuras legendarias como Mozart y la emperatriz Sissi.
Viena se viste de gala para celebrar a su artista pop del siglo XIX
La ciudad de Viena se prepara con entusiasmo para conmemorar el bicentenario del nacimiento de su hijo pródigo con una amplia gama de eventos que prometen sumergir al público en el universo straussiano. Desde majestuosos conciertos y exposiciones fascinantes hasta homenajes insólitos y creativos, como el de Austrian Airlines, que ha engalanado uno de sus aviones con la imagen del compositor, la capital austriaca se transforma en un escenario festivo para honrar su legado. La música de Strauss, alegre, contagiosa y evocadora, nos transporta a la atmósfera refinada y despreocupada de la "belle époque", invitándonos a soñar con valses, vestidos de gasa y hombres de frac.
De la pobreza al estrellato: una historia de talento, perseverancia y visión
Nacido en el seno de una familia humilde, Johann Strauss II fue hijo de Johann Strauss I, también compositor, quien inicialmente se opuso a que su hijo siguiera sus pasos en el mundo de la música. Sin embargo, el talento innato y la perseverancia del joven Johann lo llevaron a superar a su padre y a construir un legado musical inigualable, compuesto por más de 500 valses, polkas, cuadrillas y operetas que conquistaron al público de su época y siguen deleitando a oyentes de todo el mundo. Strauss supo conectar con los gustos populares y, con una visión innovadora, comercializó su imagen, convirtiéndose en una verdadera estrella pop del siglo XIX, un ídolo de masas que revolucionó la industria del entretenimiento.
El vals que desafió al nazismo: un símbolo de resistencia cultural
La popularidad de Johann Strauss fue tal que incluso durante el régimen nazi, su música siguió sonando en Alemania y Austria. Los jerarcas nazis, conscientes del arraigo popular del compositor, llegaron al extremo de "olvidar" sus orígenes judíos y promovieron su música como puramente "germánica", llegando incluso a falsificar documentos para ocultar su ascendencia judía. De esta manera, la música de Strauss se convirtió en un símbolo de resistencia cultural, un canto a la alegría y a la libertad que desafió la opresión y la barbarie.