Las fiestas de Navidad y de Año Nuevo, suele asociarse a alegría, encuentros y tradiciones familiares. Sin embargo, para quienes atraviesan un duelo, estas fechas pueden profundizar el dolor emocional. Tanto las pérdidas recientes como las ausencias, que persisten con el paso de los años pueden volver estas celebraciones desafiantes. Reconocer y validar lo que se siente es el primer paso para atravesar este período sin exigencias ni culpas.

Conversar con familiares o allegados sobre los planes para las fiestas, establecer límites y buscar maneras de recordar a los seres queridos —como pequeños rituales o momentos de homenaje— puede ayudar a recuperar cierto equilibrio emocional.

El duelo también puede generar síntomas físicos como cansancio, falta de energía, alteraciones del sueño y alimentación, dolores recurrentes, dificultad para concentrarse y baja tolerancia al estrés. Reacciones, normales. que varían de una persona a otra. No existe un modo único ni correcto de vivir el duelo: cada quien avanza a su propio ritmo.

Mantener hábitos saludables, permitirse descansar y pedir ayuda cuando sea necesario forman parte del proceso. Abrazar los recuerdos y el amor compartido puede transformar el dolor en una fuente de fortaleza para transitar las fiestas con mayor serenidad.