"A usted es la primera vez que lo veo"
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Por Pedro Rodríguez
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Hoy , hace un año exactamente, viví una de las experiencias más difíciles y dolorosas de mi vida. Un ser querido, de apenas 28 años, fue internado en el Hospital de Salto. Desde el primer día, su situación cambió constantemente: ingresó por emergencia, dijeron que pasaría a CTI o cirugía, pero fue enviado a sala común. Luego, finalmente fue trasladado a CTI, donde comenzó un proceso largo, lleno de incertidumbre, decisiones urgentes y mucha angustia.
Cuando nos llamaban íbamos al hospital o esperábamos el llamado de algún cirujano para autorizar nuevos procedimientos. Sí, todos los días estuvimos presentes en los informes médicos. Pero todos los días había un cirujano distinto. No había un rostro conocido, no había seguimiento clínico real. Y aunque reconozco que son todos buenos profesionales, lo viví en carne propia: no es suficiente.
Lo que más me impactó fue la ausencia del Jefe del Servicio de Cirugía. Durante días, no estuvo presente en los informes médicos . Y cuando finalmente apareció, lo primero que hice fue hablar con él, con respeto pero con sinceridad. Le dije, delante de otros médicos: "A usted es la primera vez que lo veo". La directora del hospital respondió a La Prensa diciendo que 10 días al mes está en Bella Unión, pero que ; “todo el equipo está preparado”. Pero desde la mirada de un familiar, desde el dolor y el miedo que se siente en esos pasillos, puedo decir con total claridad que no es lo mismo estar formado que estar listo para liderar situaciones críticas sin supervisión directa.
Durante esos días, viví cómo los residentes recorrían la sala. También vi cómo cirujanos tomaban decisiones importantes sin que estuviera presente el Jefe. Y cuando finalmente el Jefe volvió, tomó una decisión clave que cambió todo: autorizó el uso de un aparato médico costoso que no estaba disponible en Salto. Fue una de las pocas veces que sentimos que alguien con autoridad se hacía cargo del caso, hablaba con la familia y tomaba responsabilidad.
Por eso quiero decir esto, no como un ataque, sino como un aporte desde el lugar del usuario. Muchas veces no hablamos por miedo. Más aún cuando se trata de cirugía, un mundo complejo y delicado. Pero hoy, desde el dolor de esa experiencia, siento que es necesario decirlo: el Jefe del Servicio de Cirugía tiene que estar presente, acompañar, liderar, tomar decisiones y dar la cara. No puede ser un rol solo administrativo o a distancia.
La directora dijo ayer en LA PRENSA “en las redes escriben cualquier cosa”. Esto nunca lo puse en redes sociales. Esta es la primera vez que lo escribo públicamente, y lo hago con respeto, pero con la necesidad de que se escuche. Porque cuando un ser querido está internado, no importa si el médico sonríe o es amable: lo que uno necesita es que esté ahí quien debe estar, tomando las decisiones correctas, con la experiencia y la autoridad que el cargo requiere.
Lo que viví fue triste, muy triste. Aún me duele. Pero si mi historia puede servir para que el sistema mejore, para que otros no pasen por lo mismo, entonces vale la pena contarla.
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