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Dicen que una señora muy cariñosa con los animales sufrió el robo de un lorito muy querido en la casa. Fue todo un impacto pero no es que el pajarito se escapó, sino que alguien pasó y se lo llevó como premio de sus andanzas. Al tiempo, más adelante, le llegó el dato a la damnificada de que el lorito apareció en una casa de Salto Nuevo que lo adquirió a un muchacho por la suma de cincuenta pesos. Para empezar la señora del barrio del Este de Salto fue víctima de un delito, hay que decirlo. También cuando se roba un animal se afectan los sentimientos de la gente, hay familias muy arraigadas con su mascota y están en todo se derecho. Pero esto también demuestra que todo sirve, que cincuenta pesos no son nada peor habrán servido para un porro, que sirve un silla vieja de plástico, una ropa tendida, una maceta. Son esos rastrillos que sufrimos en toda la ciudad y que hostigan al vecino común, a gente de bien.

 

Las calles internas de los barrios del centro poblado de San Antonio están feas, son de ripio o de tierra directamente para expresarse claramente y los días de lluvias hay un fangal de barro que hace sufrir a todos. Quizás de a poco habría que empezar con algún bitumen que ayudaría a mejorar la calidad de vida de los vecinos y de la gente que va a trabajar a la zona.

 

Otro tema con la zona. Hace unos diez años se licitó y llevó adelante toda una mejora del camino que da a la ruta treinta y uno y lleva al centro poblado pasando por Parada Herrería. Ese camino necesita algunas mejoras pero también se ha llenado de resaltos para bajar la velocidad pero creemos que en exceso ya que cada pocos metros hay que frenar y hacer cambios llevando al sufrimiento a los conductores que aciertan a pasar por la zona. No decimos sacar todos pero al menos bajar la cantidad porque llega un momento que son molestos tantos lomos de burro en tan pocos quilómetros.

 

 

Parece que los salteños se adaptan a la vieja usanza en cuanto a las podas pues vemos camiones y retroexcavadoras de la comuna levantando, sobre todo en la noche, restos de podas. Los abuelos decían que se poda los meses sin r, o sea mayo, junio, julio y agosto, aprovechando que en esa época hace frío y se valoran más los rayos del sol. Además vuelven ramas y hojas con más fuerza para el verano lo que termina generando un ciclo positivo, La gente de antes no tenía Internet pero sabía y mucho en todos los aspectos.

 

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