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“Es ahora”, fue un slogan que algunos candidatos usamos en las diferentes elecciones; me permito recurrir a él una vez más, pero con sentido casi literal. Es ahora, es esta semana, es este jueves, que cambiarán los nombres y los partidos que gobernarán Salto por cinco años.  Al otro día de los comicios departamentales escribí aquí “Esperanza o resignación”, un artículo sincero. Pienso igual: no seré hipócrita; no puedo fingir esperanza en un gobierno cuya matriz ideológica rechazo, y cuyos antecedentes personales he combatido y combatiré. Por el bienestar del pueblo de Salto aspiro a que se mantenga el compromiso de cambio, para bien, en planes y conductas. No me alcanza para abrir una cuenta de crédito; solamente comprometo mi propia responsabilidad de analizar caminos e instrumentos de gobierno a emplearse. No puedo dar crédito, darme vuelta y hablar con expectativas de procedimientos y personas, que vienen de usar los bienes populares en beneficio de sus sectores políticos. No perderé la memoria, ni dejaré de condenar el manejo de canastas, cargos e influencias para redondear finalmente una gran votación. No le daré una patada a la democracia. Lo que combatí de Lima y su séquito, lo seguiré condenando, hágalo quien lo haga.


La certeza que expongo no me obliga a ver todo mal. Más allá de la estancia ideológica que me separa de Albisu y todo su equipo, haré votos y esfuerzos para que se limpie la imagen degradada del gobierno departamental y se mejoren de verdad las condiciones de vida de TODOS los salteños, no sólo de los que voten al Partido Nacional y sus socios.

Antes del jueves 10 en que se firmará el cambio de mando y se hará las primeras designaciones, no tengo otro recurso para informarme que la profusa difusión dada por Albisu a lo que serán sus futuras designaciones. Alguien dijo que “tenían un perfil de Orsi”, con técnicos con títulos y currículos. En un primer pantallazo no lo veo así; prefiero decir que hay un reparto de cartas como en la conga o la escoba: a cada sector que trajo votos, le tocará su dirección, coordinación, o lo que fuere, sin relación con su preparación y capacidad. Tampoco hay austeridad en el reparto: muchos cargos para (en algunos casos) dirigir una cosa sola. No se ve el anunciado ahorro de sueldos (por el gasto), a no ser que sólo se haga con los trabajadores. ¿Se entiende porqué hablo de “estancia ideológica” que me separa de Albisu? No se trata de cambiar el amiguismo de Lima, e instalar el de Albisu . El paganini seguirá siendo Juan Pueblo.

Perdonen: no puedo enarbolar la esperanza, sin ser hipócrita, y no lo soy. No tiro piedras antes de empezar, solamente comento sin dar nombres ni abrir juicios personales. En el “combinado” de Albisu debe haber buenas personas, pero estoy seguro de la presencia de participantes en el nefasto gobierno de Coutinho que fundió la Intendencia; empezando por el propio intendente, pero son varios...

Ojalá esté equivocado, por el bien de quienes vivimos en Salto. Racionalmente, no lo creo.

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