Firmá para rechazar las lentejas, no seas como Esaú
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Por Ramón Fonticiella - Ex Intendente de Salto
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rfonti08@gmail.com

Si mi intención fuera analizar la Biblia, seguramente no estaría escribiendo esta nota. Traigo un relato bíblico, como ejemplo de las múltiples situaciones que este libro histórico reúne a través del desarrollo de la humanidad, en la parte del mundo en que vivieron sus personajes. Las narraciones bíblicas desde el Génesis, hasta el Nuevo Testamento, son símbolos de la vida humana. Por eso te pido “firmá para rechazar las lentejas; no seas como Esaú”.
No creas que está traído de los pelos. Esaú, fue hijo de Isaac, patriarca hebreo que habría vivido unos 2000 años antes de Cristo. También Jacob (otro de los grandes patriarcas) fue hijo de Isaac, y se transformó en autor de un “negoción” (no ofenderse por favor). Dice la narración bíblica que Jacob le compró a su hermano Esaú, todos los derechos hereditarios ¡por un plato de guiso de lentejas! Tal era su hambre y tan grande la necesidad de satisfacerla, que juró darle todos sus bienes hereditarios, por el placer momentáneo de una comida…
No estamos dos mil años antes de Cristo, sino después de Él y en Salto; pero igual nos tientan con lentejas a cambio del futuro. Pensá qué es si no la recalificación de 400 hectáreas rurales en urbanas, para la explotación inmobiliaria eterna, a cambio de ¿uno, dos…años de empleos para algunas personas?
Si el ejemplo es grosero, es válido. La tierra es la herencia de una sociedad generación tras generación. Cuidarla, no deteriorarla, usarla como bien común es una obligación permanente. Entregarla a la especulación para beneficio de pocos “jacobos”, es cambiarla por unas lentejas de ligero placer.
Como el pobre Esaú, creo que la necesidad a veces apremia, pero no hay derecho a satisfacerla por un tiempito y quedar atados a la continua segregación social.
Los lectores (y los gobernantes de todos los pelos) saben que digo verdad, sostenida en informes académicos y económicos. Las lentejas de unas decenas de empleos, no justifican la sujeción de más de cien mil personas al destino que un puñado le han definido, desoyendo a los que saben.
Los “jacobos” que ofrecen las lentejas de empleos tan efímeros como humildes, son variados: inversores capitalistas, familias o empresas propietarias capitalistas, gobernantes capitalistas (los actuales) y falsos frenteamplistas (los que inventaron la idea y calentaron las lentejas). La mayoría cumple con la función que asumió en esta sociedad, capitalista, pero los gobiernos frenteamplistas NO. Los administradores del departamento (y del país) en tanto demócratas deben gobernar para todos y no lo hacen.
La ciudad de Salto, si no firmás para impugnar esta imposición de las lentejas, pasará a crecer 400 hás. por decreto. Una norma que vos no conocés, que tampoco leyeron muchos los ediles que la votaron a la carrera, pero que nos obligará a todos a la construcción de pavimentos de cientos de cuadras, a mantenerlas, a arriesgar salubridad con la creación de urbanizaciones sin saneamiento y a postergar obras necesarias para los que menos tienen. Estás a tiempo FIRMA CONTRA LAS LENTEJAS, DEFENDE TU HERENCIA. Estamos a tu orden…
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