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El 18 de agosto de 1939 nacía en Salto Hugo Felipe Rolón Romero, figura entrañable de la cultura local y referente ineludible de la comunicación. Falleció el 29 de septiembre de 2022, pero su huella sigue viva en cada recuerdo, en cada anécdota y, sobre todo, en las ondas radiales que tanto amó. Conocido por muchos como el Payaso Totó, por otros como el Maestro de Escuela, y por todos como el hombre de la radio, Rolón fue un creador incansable que supo darle a la comunicación un sello inconfundible. Desde Radio Cultural, luego Radio Tabaré y finalmente Radio Libertadores (donde dejó impresas las iniciales que aún resuenan en la memoria colectiva: HR-HR, Horas de Radio con Hugo Rolón).

La radio como forma de vida

Para Hugo, la radio nunca fue solo un trabajo: fue su vida misma. “Siempre quiso que la radio fuera un instrumento para pensar y emocionarse. Y lo logró”, recordaban quienes lo escuchaban con devoción. Marcelo Di Giácomo, Director de Radio Libertadores, lo definió con una frase que resume su esencia: “Hugo es una radio que anda caminando por Salto”.

Su estilo no admitía imitaciones. Podía gustar mucho, poco o nada, pero nadie quedaba indiferente. Era un estilo donde la información se mezclaba con la picardía, la ironía sutil y, siempre, con un toque de filosofía. Su mirada, atenta y optimista, encontraba poesía en lo cotidiano: el árbol, los pájaros, el río. Desde allí nacían reflexiones que transformaba en palabras, iluminando a quienes lo escuchaban.

Un comunicador respetado

Más allá de su carisma y talento, Hugo Rolón se distinguió por su respeto hacia los demás. Tenía ideas claras sobre lo social y lo político, pero nunca las utilizó para confrontar ni para generar divisiones. Su forma de expresarse estaba marcada por la delicadeza y la buena educación, incluso en los tiempos actuales, donde la polémica parece ser moneda corriente.

Su legado no se mide solo en programas radiales ni en las horas frente al micrófono, sino en el cariño y respeto que generó. Fue maestro, comunicador, creador y amigo, y Salto lo recuerda hoy con gratitud. Es inevitable reconocer que Hugo Rolón fue, y sigue siendo, parte del alma cultural salteña. Su voz ya no suena en las radios, pero permanece en la memoria de quienes alguna vez lo escucharon detenerse en lo simple para darle profundidad, en lo cotidiano para darle trascendencia. Porque si algo logró Hugo, fue demostrar que la comunicación no es solo informar, sino también emocionar y hacer pensar. Y en ese arte, también fue un maestro.

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