
Herbert Fernández /
“Fui perseguido por denunciar"
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Por Pedro Rodríguez
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moviles@laprensa.com.uy

“Me usaron como chivo expiatorio”: la dura historia de Hebert Fernández, funcionario de Aduanas por 40 años. Después de 40 años trabajando como funcionario de Aduanas, "Hebert Fernández" —conocido como “Chupete”— rompió el silencio y contó su historia. Lo que parecía una carrera respetada, terminó con una condena, destitución y una experiencia que lo marcó para siempre. Su testimonio es fuerte, humano y lleno de detalles que muestran un lado menos conocido de la administración pública.
Hebert trabajó en la Aduana durante cuatro décadas. Pasó por diferentes funciones, asumió responsabilidades y conoció el funcionamiento interno del sistema como pocos. Pero todo cambió tras un procedimiento en el que se incautaron 23 botellas de Fernet. Según cuenta, los implicados se fugaron y no logró identificarlos porque no recibió colaboración de sus compañeros.
La policía llegó a casa con orden de allanamiento: no encontraron nada...
“Pedí ayuda a la funcionaria de migraciones y a otro compañero. Nadie me dio los datos. Aun así, hice el informe y lo anoté en el libro de novedades”. Semanas después, sin haber recibido ningún llamado ni oportunidad de defenderse, la policía llegó a su casa con una orden de allanamiento. El operativo, según relata, fue violento: revolvieron todo, incluso pertenencias personales de su familia.“Tiraron todo al piso. Buscaban no sé qué. No encontraron nada. Ni siquiera mi celular”. La situación lo tomó por sorpresa. Nunca imaginó que un procedimiento común terminaría así. Pero lo más difícil, dice, fue no haber sentido el respaldo de sus superiores ni del sistema.
Hebert afirma que lo que le pasó no fue casual
Según su versión, todo empezó en 2020, en plena pandemia, cuando comenzó a denunciar hechos de corrupción e irregularidades dentro de la Aduana de Salto. Señaló directamente a sus superiores jerárquicos y a funcionarios de alto rango, a quienes acusó de ocultar delitos. También denunció estas situaciones ante la jefatura de policía, entregando nombres y detalles. “Fui a jefatura, hablé con integrantes del comando y les di nombres. También presenté denuncias dentro de la Aduana. Nadie hizo nada. Desde ahí empezó mi persecución”. Según relata, a partir de esas denuncias comenzaron a sancionarlo, acusarlo de mala conducta y aislarlo dentro del entorno laboral. "Lo señalaron públicamente", pero sus superiores —quienes conocían lo que pasaba— nunca respondieron ni lo respaldaron.
"Estuve con grilletes en la cama"
Uno de los momentos más duros que recuerda fue cuando estuvo detenido en un sanatorio, con una enfermedad crónica y, aun así, fue esposado de pies y manos, atado a una cama. “Estuve con grilletes en una cama. Como si fuera un criminal peligroso. Nunca vi al fiscal, nunca al juez”.
"Quemaban los teléfonos"
Además, Hebert menciona un caso que refuerza su sensación de injusticia. Relata que él mismo incautó un vehículo en un procedimiento legal, vinculado a un jerarca local, pero luego ese vehículo fue liberado rápidamente por decisión de sus superiores. Él conserva toda la documentación de ese hecho.( Investigación periodística publicada por diario La Prensa 13/01/2025 , ¿Trato Diferencial en Aduanas de Salto? /Vehículo propiedad de un jerarca municipal que no derivó en formalizaciones o condenas). “Yo hice el procedimiento, pero lo liberaron en plena madrugada. Quemaban los teléfonos esa noche. Hubo presión desde arriba”.
Algunos festejaron mi caída...
Todo esto, dice, tuvo un fuerte impacto en su vida familiar, en su salud y en su entorno.“Estuve 26 meses en mi casa por mi enfermedad. Me cuestionaron por eso también. Incluso me enteré que algunos festejaron mi caída. Hicieron un asado”. A pesar de todo, asegura que no busca venganza ni compasión. Solo quiere contar su verdad, dejar su versión registrada y advertir a quienes hoy ocupan cargos públicos.
"... terminé saliendo por la puerta de atrás"
“Después de 40 años de trabajo, terminé saliendo por la puerta de atrás. Mi consejo es: no confíen en nadie, solo en ustedes mismos. No saben con quién están tratando”. Con su testimonio, Hebert busca cerrar un ciclo. Dice que aún cree en la justicia, pero no en quienes deberían aplicarla. Afirma que hay gente inocente que también ha sufrido situaciones similares, y por eso decidió hablar.
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