
Amodio Pérez rompe el silencio /
La verdadera historia de la cárcel del pueblo
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Por Pedro Rodríguez
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pedrorgz@vera.com.uy

El 27 de mayo de 2025 se cumplieron 53 años de uno de los episodios más polémicos de la historia reciente del Uruguay: la caída de la llamada Cárcel del Pueblo, un centro clandestino de detención operado por el Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros (MLN-T). En una entrevista exclusiva con Diario La Prensa, Héctor Amodio Pérez, ex integrante del MLN, compartió su versión de los hechos que aún hoy despiertan pasiones y controversias.
En 1972, Uruguay todavía era una democracia. El golpe de Estado llegaría un año después. Sin embargo, el país ya vivía una grave crisis política, social y económica. El MLN, convencido de que la vía armada era la única forma de cambiar el sistema, había recurrido a secuestros, asaltos y atentados. Entre esas acciones se encontraba la creación de cárceles del pueblo: casas comunes transformadas en prisiones clandestinas donde se retenía a personas consideradas “enemigas” del movimiento.
En calle Juan Paullier 1190
Una de esas cárceles estaba ubicada en la calle Juan Paullier 1190. En esa casa, además de los carceleros y el secuestrado, vivían tres niñas pequeñas. La tensión crecía, y algunos miembros del MLN temían que ocurriera una masacre como la que había sucedido poco antes en la Seccional 20.
Amodio Pérez, Rodolfo Wolf y Wassem Alaniz
Fue entonces que tres militantes —Amodio Pérez, Rodolfo Wolf y Wassem Alaniz— se reunieron a pedido de este último para tomar una decisión difícil: ¿seguir con la cárcel clandestina a toda costa, o entregarla para evitar una tragedia mayor? La respuesta fue clara. Los tres coincidieron en que había que evitar la violencia. Rodolfo Wolf, quien conocía la ubicación exacta, fue quien dio la señal. Las Fuerzas Conjuntas llegaron al lugar con precisión quirúrgica. Pero, contrario a lo que se dijo durante años, no hubo una investigación previa: fue una entrega voluntaria para salvar vidas.
Negociación con los militares
Amodio Pérez relata que él mismo fue llevado por los militares a negociar. Se paró frente a una ventana e intentó convencer a los carceleros de rendirse. Wassem, por su parte, logró entrar a la casa y hablar con ellos directamente. Finalmente, los carceleros aceptaron, y todos —secuestrado, custodios y las niñas de la casa— salieron con vida.
MLN lo condenó a muerte
El precio de ese acto de humanidad fue altísimo. Esa misma noche, el MLN lo condenó a muerte. Durante décadas, se lo acusó de traidor, se le adjudicaron hechos falsos y se construyó una narrativa donde él era el gran culpable de la caída de la cárcel. Sin embargo, con el tiempo, algunos de sus propios acusadores, como Julio Marenales, desmintieron esa versión.
El MLN necesitaba un "Chivo Expiatorio"...
Amodio sostiene que se convirtió en blanco porque era uno de los principales opositores dentro del MLN a los planes más radicales de Raúl Sendic y Eleuterio Fernández Huidobro. Había renunciado a la dirección del movimiento meses antes por diferencias profundas con la conducción. En sus palabras: “El MLN necesitaba un chivo expiatorio, y me eligieron a mí”.ç
Historia Oficial ha sido escrita...
La entrevista también pone el foco en cómo la historia oficial ha sido escrita, muchas veces, ignorando pruebas, testimonios y documentos. “Todo lo que digo está publicado, en libros y entrevistas. No tienen que desmentirme: ya lo hicieron ellos mismos”, afirma Amodio.
Reclama Justicia Histórica
Hoy, más de cinco décadas después, Héctor Amodio Pérez sigue reclamando que se diga la verdad. No busca reconocimiento ni venganza, sino justicia histórica. La caída de la cárcel del pueblo, lejos de ser un acto de traición, fue una decisión política y moral para evitar más muertes en un momento en que el movimiento ya estaba debilitado y el país al borde del colapso. Quizás ha llegado el momento de revisar sin prejuicios lo que ocurrió en aquellos años. Porque, como bien dice Amodio, “así se ha escrito la historia de este país”. Y tal vez ya sea hora de reescribirla con toda la verdad.
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