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Así como se observa en la fotografía, luce actualmente lo que en otros tiempos fue una pujante empresa salteña dedicada a la fabricación de productos chacinados: Las Pezuñas. Ubicada en calle Solís casi Solano López, corazón del barrio Cien Manzanas, hoy es un edificio abandonado, vandalizado permanentemente, grafiteado, roto.

No son pocos los salteños que recuerdan los momentos de auge, sobre todo años de la década del 70, de esta empresa a cuyo frente estaba Don Armando Guglielmone. Era mucha gente la que trabajaba allí y muy intenso el movimiento de fabricación y comercialización de embutidos. Luego llegó el momento del declive y, según expresan algunas personas vinculadas a ella, a esta empresa “le faltó que el Estado le diera una mano para salvarla, por el bien de todos”.

Vandalismo

Vinieron después los años en que Guglielmone pasó muy mal, al ver que el edificio era vandalizado casi todos los días. De forma continua rompían y robaban vidrios, marcos, canillas, etc. Incluso llegaron a entrar personas en situación de calle que se apoderaron del lugar, con las roturas y estragos en general consecuentes. “Hasta fuego se hacía allí adentro, era verdaderos campamentos de gente que entraba alcoholizada o drogada”, comentaba a este vespertino un vecino.

La molestia del propietario, se explicaba sobre todo por entender que la Policía no actuaba como debía para evitar estos desmanes, que él mismo personalmente se encargaba de ir a denunciar una y otra vez.

En definitiva, quien se acerque actualmente a esa esquina de un populoso barrio, verá el viejo edificio de Las Pezuñas tan solo como un vestigio de un tiempo que ya no existe, un tiempo de prosperidad para la industria de este rubro.

¿Volverá a funcionar algún día?

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