
Ocho años del Centro de Hemodinamia del Litoral /
Un antes y un después para la salud en el norte del país
El Centro de Hemodinamia del Litoral, con sede en Salto, cumplió recientemente ocho años de actividad y se ha consolidado como un servicio de referencia para toda la región norte del Uruguay. El Instituto de Medicina Altamente Especializada (IMAE) cardiovascular ha permitido que pacientes de departamentos como Artigas, Paysandú, Río Negro y Tacuarembó accedan a tratamientos urgentes y altamente especializados sin la necesidad de viajar largas horas hasta Montevideo.
En una entrevista concedida en el Streaming de Diario La Prensa, los doctores Rodrigo Abreu y Sebastián Olaizola, cardiólogos integrantes del staff del centro, repasaron la historia, los logros y los desafíos de este proyecto que transformó la asistencia médica en el litoral del país.
Un proyecto nacido del esfuerzo colectivo
El Dr. Sebastián Olaizola recordó con emoción el proceso que llevó a la creación del centro, “Toda la movida social de las fuerzas vivas de Salto, la recolección de firmas en los departamentos, aquel acto en el Teatro Larrañaga… fue espectacular. Todo eso nos hace pensar cada año en la responsabilidad que tenemos. Gracias a ese esfuerzo colectivo hoy podemos brindar este servicio en Salto”.
Ese origen, según ambos médicos, marcó a fuego el compromiso del equipo. Rodrigo Abreu, que se sumó poco después de la apertura, dijo, “El hecho de que este centro haya sido impulsado por la sociedad te genera un compromiso diario. Sabemos que fue una necesidad reclamada durante años y que ahora nos corresponde trabajar cada día con el máximo nivel posible. Tenemos la suerte de contar con el apoyo del Centro Médico de Salto y también con la articulación con el Sanatorio Americano en Montevideo, lo que nos permite discutir casos complejos y asegurar la mejor atención”.
Cuando cada minuto cuenta, la diferencia entre la vida y la muerte
Uno de los puntos más destacados del impacto del IMAE es la reducción de los tiempos de asistencia en casos de infarto agudo de miocardio. Olaizola explicó que la existencia del centro en Salto ha marcado una diferencia radical, “Cuando un paciente llega con una arteria coronaria obstruida, el tiempo es vital. Si está en Salto, en 15 minutos podemos estar en el procedimiento. Si estuviera a 500 kilómetros de un centro de hemodinamia, las complicaciones serían mucho mayores. Hoy, colegas de Artigas, Paysandú, Bella Unión o Young ya tienen aceitados los mecanismos de traslado, y eso acorta enormemente los tiempos de espera”.
Abreu reforzó esta idea con un ejemplo claro, “Muchas veces el tratamiento inicial consiste en medicación que intenta destapar la arteria, pero no siempre funciona. Si después de eso el paciente aún tiene la arteria bloqueada y está a seis horas de Montevideo, el riesgo es enorme. Tener el servicio aquí mismo cambia completamente el pronóstico”.
En ocho años, el centro ha realizado más de 5.000 procedimientos. Aunque resulta imposible calcular con precisión cuántas vidas se salvaron, Abreu aseguró que “los resultados son mucho más favorables gracias a la cercanía y la rapidez”.
El aprendizaje permanente y el valor del trabajo en equipo
En la entrevista, los médicos resaltaron que la experiencia adquirida no elimina la complejidad de los casos, “Cada día seguimos aprendiendo”, expresó Olaizola. “Hemos visto pacientes sin síntomas aparentes que terminan con diagnósticos graves, y también personas que llegan prácticamente descompensadas al borde de la muerte. Nunca nadie puede decir que ya vio todo. Siempre hay algo nuevo, diferente, y ahí es cuando el trabajo en equipo hace la diferencia”.
Ambos coincidieron en que la clave del éxito ha sido la colaboración interdisciplinaria. Además de cardiólogos, participan especialistas en cuidados intensivos, médicos de policlínica, enfermeros, técnicos y residentes. “Si no sabemos, preguntamos. Siempre hay alguien con más experiencia, y eso enriquece el trabajo colectivo”, apuntó Olaizola.
Formación académica, sembrando futuro
Uno de los grandes logros asociados al IMAE es la formación local de cardiólogos en Salto, un hecho inédito en el interior del país. Desde 2019, jóvenes médicos realizan allí la residencia completa de cardiología, sin necesidad de trasladarse a la capital.
Abreu destacó la importancia de este cambio, “Empezamos a formar cardiólogos acá mismo, y eso ha potenciado el servicio. Nos obliga a mantenernos actualizados, a estudiar constantemente, porque los residentes preguntan, cuestionan, y eso nos mantiene alertas. Es fundamental para no caer en la rutina”.
Gracias a este esfuerzo, varias generaciones de cardiólogos ya completaron su formación en Salto, lo que asegura la sustentabilidad del servicio en el tiempo.
Más que cardiología, un centro integral
El desarrollo del IMAE trajo consigo la expansión a otras áreas médicas. Olaizola explicó que la infraestructura y la tecnología disponibles permitieron realizar procedimientos también en el campo vascular y neurológico:
“Hoy podemos tratar no solo infartos al corazón, sino también infartos cerebrales (ACV). Se utilizan los mismos catéteres y la misma sala para destapar arterias del cerebro o de otras partes del cuerpo. Esto ha potenciado a especialidades como la cirugía vascular y la neurología en la región”. Abreu agregó que esta evolución convierte al centro en un verdadero centro cardiovascular integral, con impacto directo en la calidad de vida de miles de personas.
Los pacientes intrasladables, un argumento contundente
Otro aspecto resaltado por los médicos es la posibilidad de atender a los pacientes denominados “intrasladables”.
“Hay enfermos en estado tan grave que no pueden ser llevados en ambulancia seis horas hasta Montevideo”, explicó Olaizola. “Esos pacientes hoy pueden ser trasladados solo dos pisos en ascensor hasta nuestra sala. Eso puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte”.
Este ejemplo muestra de manera concreta la magnitud del cambio que representó el IMAE para la región.
El gran desafío, la prevención
Aunque celebran los avances tecnológicos, los cardiólogos insisten en que el mayor desafío sigue siendo la prevención. Olaizola fue claro, “Las personas tenemos que ser conscientes de que debemos cuidarnos. La hipertensión mal controlada, la obesidad, la diabetes, el tabaquismo… todo eso genera problemas más tarde o más temprano. Fumar mata, y es algo que nunca hay que minimizar”.
Abreu compartió una preocupación frecuente, “Tratamos un infarto grave y el paciente sale bien, pero al mes y medio vuelve a fumar o deja la medicación. Eso es contraproducente. Hay que entender que la enfermedad cardíaca es crónica y que la prevención es la única manera de evitar recaídas”.
Rehabilitación cardíaca, un camino de regreso a la vida
Para fortalecer ese mensaje de prevención, el equipo impulsó un programa de rehabilitación cardiovascular gratuita en la Plaza de Deportes Nº1. Allí, durante tres o cuatro meses, pacientes participan tres veces por semana en actividades físicas y educativas, siempre acompañados por cardiólogos, residentes y profesores de educación física.
“Los resultados son excelentes, disminuye la mortalidad, reduce la posibilidad de nuevas descompensaciones y, además, genera conciencia. Los pacientes forman grupos y no quieren darse de alta, porque encuentran un espacio de apoyo y motivación. Es como un club de salud, pero con bases médicas sólidas”, señaló Olaizola.
Balance y perspectivas
Tras ocho años de funcionamiento, los médicos coinciden en que el impacto del IMAE ha sido transformador. No solo ha salvado miles de vidas, sino que ha cambiado la relación de la población con la salud cardíaca.
De cara al futuro, ambos remarcan la necesidad de profundizar la prevención, ampliar los servicios y seguir formando profesionales, para que la región continúe contando con una asistencia de primer nivel.
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