Pablo Sánchez /
“El arte es una forma de encontrarnos en un tiempo que busca aislarnos”
El cierre del año lectivo no solo marca el fin de un ciclo académico, sino también la culminación de numerosos proyectos culturales y artísticos que florecen en los centros educativos. En una entrevista en el Streaming de Diario La Prensa, el docente y artista plástico Pablo Sánchez compartió su mirada sobre el valor de la educación artística y los procesos creativos que transforman tanto los espacios como a las personas que los habitan.
Transformar el espacio para transformar el vínculo
Sánchez, referente del Bachillerato Figari de dibujo y pintura en la UTU, explicó que su labor docente se centra en la asignatura Forma, donde se invita a los estudiantes a “intervenir el espacio” y resignificar su entorno. “El proyecto surgió de la idea de transformar la arquitectura del lugar, convertirla en algo vivo, intervenible. No se trató de pintar una pared, sino de generar diálogo, de apropiarse colectivamente del espacio”, contó.
Durante cinco meses, estudiantes de diferentes edades y generaciones rediseñaron pasillos, columnas y escaleras, otorgando nueva vida al edificio. La experiencia despertó el interés de la comunidad y demostró cómo el arte puede ser un canal de integración: “Personas que ni conocían la UTU se acercaron. Las familias se conectaron, los jóvenes sintieron que ese lugar también podía ser suyo.”
El arte como forma de convivencia
Para Sánchez, el arte dentro de la educación trasciende la técnica. “Vamos más allá de la pintura. Nos interesa el ser humano. Es un juego del interior hacia el exterior y del exterior hacia el interior”, señaló.
El docente destaca que en los espacios artísticos se genera un fuerte sentido de pertenencia y cuidado. “Cuando uno se involucra en un proceso creativo colectivo, aprende a respetar, a defender lo que construye, y eso se traslada a la vida diaria”.
El artista subraya que las actividades artísticas suelen ser las que más convocan a las familias dentro de las instituciones: “Son los actos artísticos los que llenan los espacios, los que traen a la familia, al barrio. El arte es un punto de encuentro y un espejo donde todos podemos reconocernos.”
La Última Cena, un puente entre el arte y la fe
Sánchez también relató una experiencia desarrollada en el Colegio Salesiano Nuestra Señora del Carmen, donde junto a estudiantes reinterpretaron La Última Cena de Leonardo da Vinci desde una mirada contemporánea. “No se trataba de formar artistas, sino de explorar realidades humanas desde lo expresivo”, explicó. El proyecto implicó un trabajo colectivo que combinó artes visuales, fotografía, vestuario y sonido, con el objetivo de crear una versión propia de la obra renacentista.
Para lograrlo, contaron con la colaboración del reconocido fotógrafo Pata Ismendi, quien registró el proceso. El resultado será presentado el 17 de diciembre en el hall del colegio, acompañado de una ambientación sonora y una exposición fotográfica. “Lo valioso es el proceso, no solo el resultado. Fue un trabajo profesional, de enorme compromiso y calidad artística”.
El Espacio Piñeiro: arte para toda la comunidad
El artista también se refirió al Espacio Piñeiro, un centro municipal que coordina talleres y laboratorios artísticos abiertos a todo público. “Allí trabajamos con niños, jóvenes y adultos en experiencias de laboratorio donde se cruzan distintas disciplinas”.
Este jueves 4 de diciembre, el espacio abrirá sus puertas con dos intervenciones: Autóctono, a cargo de Betania de Souza, inspirada en los animales nativos del país, y Triespacio de cubos, una propuesta de acción corporal dirigida por Zully Vallarino. El sábado 6, la calle frente a Uruguay 374 se transformará con una intervención artística colectiva donde se invita a toda la comunidad a pintar y participar. “La idea es mirar la calle de otra forma, convertir el espacio cotidiano en una experiencia sensorial compartida”.
A su vez, el taller de teatro presentará Habitantes del insomnio, y los días 8 y 9 de diciembre se estrenará La esencia, una propuesta escénica vinculada al tema del perfume y la búsqueda interior. “Todo es gratuito y abierto a todas las edades. Queremos que la gente venga con su familia, su hijo o su abuelo, a vivenciar el arte desde adentro”.
El arte como entrenamiento para la vida
Sánchez sostiene que la enseñanza artística también prepara para afrontar desafíos personales: “Planteo situaciones problema para que el estudiante busque soluciones creativas. Es una forma de entrenarse frente a la frustración y desarrollar resiliencia desde la sensibilidad.”
Para él, el arte no solo forma artistas, sino personas más empáticas y conscientes. “Cuando algo nos duele, solemos buscar consuelo en una canción o en un poema. El arte tiene ese poder porque nace de lo humano. Nos recuerda que no estamos solos en nuestras emociones.”
Entre el arte, la ciencia y la vida
El docente considera que lo artístico no compite con la ciencia, sino que la complementa: “Ambas se nutren entre sí. El arte también tiene método, observación, experimentación. La diferencia está en que involucra al cuerpo, a los sentidos y a la emoción.”
En su reflexión final, Sánchez resaltó la importancia del arte como acto de resistencia frente al aislamiento social: “Vivimos en un tiempo que promueve la soledad, la desconexión. Pero cuando creamos con otros, cuando compartimos lo que hacemos, nos fortalecemos. El arte es una forma de encontrarnos, de abrirnos y de convivir.”
Una invitación abierta
El cierre de actividades en el Espacio Piñeyro y los proyectos de la UTU y los Salesianos son, ejemplos de cómo la educación artística puede transformar la realidad desde la colaboración, la sensibilidad y la creatividad. “Estamos muy contentos de poder comunicar lo que hacemos y de sentirnos escuchados. Cada año es un aprendizaje mutuo, entre docentes y estudiantes, entre arte y vida. Y eso, en definitiva, es lo que más nos inspira”.
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