
Sanar la herida invisible /
El retiro “Salve Guadalupe” por las secuelas de un aborto
En un salón reservado de Salto, donde el silencio es tanto consuelo como reflejo de una pena no expresada, un grupo de personas se reúne cada cierto tiempo para enfrentar uno de los dolores más profundos y silenciados de nuestra sociedad, las secuelas del aborto. El retiro “Salve Guadalupe”, organizado por el grupo Pro Vida de Salto, es un espacio de contención y sanación emocional, espiritual y humana, que busca acompañar a quienes han vivido directa o indirectamente la experiencia de un aborto.
Alexandra Bozzo, integrante del movimiento Pro Vida de Salto y una de las impulsoras de estos encuentros, conversó en La Prensa Streaming sobre el alcance del retiro, las historias que llegan hasta allí y la urgencia de abordar un fenómeno social que, según afirma, se minimiza en el discurso oficial, pero deja profundas huellas en quienes lo atraviesan.
“Muchos llegan con décadas de dolor en silencio”
El retiro, que se extiende desde un viernes hasta el domingo por la tarde, está dirigido no solo a mujeres que han abortado, sino también a padres, abuelos, hermanos y parejas. “Es para todos los que sufren las secuelas de un aborto. Hay matrimonios que han sanado juntos. A veces ni entre ellos hablaban del tema y eso destruye vínculos, especialmente en la pareja”, relató Alexandra.
Los testimonios que recoge el grupo son intensos, personas que cargan con la culpa desde hace 30 o 40 años, otras que han intentado quitarse la vida en más de una ocasión, y muchas que no han podido hablarlo siquiera con sus hijos o parejas. El retiro busca ser un espacio seguro, católico pero abierto a todos, con un fuerte componente espiritual centrado en tres pilares: la presencia del Santísimo, la Virgen de Guadalupe y el Evangelio.
Confidencialidad, respeto y contención
Quienes asisten al retiro firman un acuerdo de confidencialidad y se les garantiza total privacidad. “Hay personas que tienen tanto miedo y vergüenza que cancelan en el último momento. Por eso insistimos, que no tengan miedo. No tienen que compartir nada si no quieren. Nadie los obliga a hablar. Este es un espacio para ser escuchados y abrazados sin juicio”, explicó.
El grupo organizador también contempla ayudas económicas. “Si no pueden pagar, igual pueden venir. Pedimos donaciones para cubrir alojamiento y transporte. Que el dinero no sea un impedimento”, agregó. Los retiros son personalizados y de cupo limitado. “No hacemos encuentros de 100 personas. Son pequeños porque la atención debe ser profunda. Queremos realmente acompañar”.
El dolor masculino y el silencio institucional
Aunque culturalmente se asocia el aborto a la mujer, Alexandra hace hincapié en las secuelas que también experimentan los hombres. “Hay hombres que después de un aborto no pueden mantener relaciones, no conservan trabajos, se vuelven impulsivos, violentos. Es una herida que afecta su virilidad, su día a día”. Y añadió que muchas de las consecuencias emocionales del aborto depresión, angustia, ataques de pánico no están reconocidas en el sistema de salud. “El síndrome post-aborto no existe para el sistema. Las mujeres van a psicólogos y recién después de meses entienden que su dolor viene del aborto. No se lo dice nadie”.
“Nos están mintiendo: no hay verdadera información”
Uno de los ejes más contundentes es la crítica a la manera en que se promueve el aborto desde el Estado. “Nos están mintiendo. Nos dicen que el aborto es la solución. Que es una decisión libre. Pero no se habla de las secuelas. Ni en el consentimiento informado, ni en las consultas. El lenguaje está diseñado para deshumanizar, se habla de ‘producto de la fecundación’, no de bebé. ¿Cómo puede una madre tomar una decisión consciente si se le oculta información?”. Según datos que menciona, desde la legalización del aborto en Uruguay en 2012, más de 106.000 bebés no llegaron a nacer por esta vía. “Y eso sin contar los abortos clandestinos, que todavía existen, aunque uno de los argumentos de la ley era eliminarlos”.
Culpa, vergüenza y un reencuentro con la paz
Las dos secuelas más frecuentes que enfrentan quienes participan en el retiro son la culpa y la vergüenza. “Nos dicen: ‘No me merezco vivir, maté a mi hijo’. Muchas se autocastigan, caen en promiscuidad, se aíslan. Viven sin paz, y el retiro les devuelve eso. En dos días, muchos encuentran lo que no hallaron en años de terapia, el perdón, la paz, la posibilidad de volver a vivir”. El retiro culmina con una ceremonia simbólica donde ese hijo abortado recibe un lugar en el corazón de la madre o padre. “Ya no es un recuerdo doloroso ni un vacío, sino un niño que vive en el cielo. Muchas madres nos dicen, ‘Ahora sé que tengo un hijo más’. Y eso transforma por completo su vida”.
Una propuesta con impacto en toda la familia
Más allá de lo individual, el retiro genera efectos en toda la estructura familiar. “Se restablecen vínculos. Madres peleadas con hijos se reconcilian. Matrimonios distanciados regresan a convivir. Hay fotos, mensajes, agradecimientos. Es una cadena de sanación. Al cambiar una persona, cambian los demás”. También existen talleres para mujeres que, aun habiendo continuado con su embarazo, tuvieron la intención de abortar. “En Montevideo funciona el ‘Portal de Belén’, donde se reúnen madres que sienten culpa por haber pensado en abortar. Viven con angustia porque ese hijo que quisieron eliminar les llena hoy la vida. Se sienten agradecidas, pero necesitan también sanar”.
La lucha por difundir y prevenir
El objetivo del grupo Pro Vida no es solo sanar, sino también prevenir. Bozzo insistió en que la sociedad debe hablar del aborto con responsabilidad y humanidad. “Nos enfrentamos a una cultura de la muerte. Pero no vamos a dejar de luchar. Hay médicos que se sacan el sombrero por cómo informan, pero otros no dicen nada. Nos han echado de policlínicas por querer informar en la vía pública. Pero tenemos derecho a hablar”. Para quienes viven con dolor, Bozzo ofrece una palabra final: “Dense la oportunidad. No se van a arrepentir. Todos merecen paz”.
Contacto para inscripciones al retiro “Salve Guadalupe”
Teléfono: 098-933-166
Edición: Viernes 30 de mayo al Domingo 1 de junio
Ubicación: Se informa de manera privada tras la inscripción
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